Por: Gabriel Zapata Correa

Cuarenta y siete municipios del país concentran el 70% de víctimas civiles y militares que sucumben ante las minas antipersonas.  El Comité Internacional de la Cruz Roja ya no habla exclusivamente de artefactos explosivos instalados con sevicia a lo largo de vías, senderos, campos y fincas, sino que se refiere al tema como una epidemia de contaminación por armas. La explicación a este nuevo referente es básico, estamos ante un panorama de balas esparcidas, granadas olvidadas, juguetes maquiavélicos que engañan especialmente a los pequeños; en resumen restos de guerra esparcidos que finalmente causan efectos similares.

Afortunadamente mientras la maldad no duerme, la bondad de quienes buscan intervenir y cambiar este panorama, tampoco lo hace. Un ejemplo lo da el departamento de telemedicina de simulación de la Universidad de Antioquia, este departamento desarrolló un sistema para que frente a esta problemática, los centros hospitalarios actúen en red. Una vez ocurrido el accidente y notificado a través de esta red, una persona especializada puede atender el trauma de una víctima a distancia o en forma remota, mediante dispositivos conectados al paciente se puede monitorear los signos vitales y las condiciones en las que se encuentra. Una señal de celular por ejemplo puede hacer la diferencia a la hora de transmitir las condiciones de salud que reporta un herido.

Históricamente Antioquia ha ocupado un deshonroso primer lugar en número de víctimas por minas antipersonas, pero según los últimos datos la tendencia se ha estabilizado y el incremento, pese a los esfuerzos en prevención, se ha trasladado a regiones como Arauca, Bolívar, Meta, Nariño, Norte de Santander, Córdoba, Cauca y Caquetá. Panorama que definitivamente requiere de la participación de todas las entidades involucradas en esta grave problemática y de iniciativas como la de Universidad de Antioquia, cuyos profesionales del departamento de telemedicina se han dado a la tarea de asistir, prevenir y salvar vidas, así halla muchos kilómetros de por medio.