“No se trata de que la empresa de aseo limpie más las calles, sino de que los ciudadanos las ensuciemos menos», dice el representante a la Cámara, Nicolás Albeiro Echeverry Alvarán. Con ello se refiere a la necesidad de que haya más «cultura ciudadana», caracterizada por buenos comportamientos frente a los otros, frente al ambiente, frente a la política, frente a la diferencia, frente al disenso y frente a la vida.
Recuerda el Congresista antioqueño que no hace muchos años era común tirar la basura a la calle: «hoy nos indignamos cuando alguien lo hace», dice.
Recuerda también que no hace mucho tiempo era normal fumar dentro del bus, en el salón de clases o en la oficina… «Hoy, el que fuma es llamado ‘dinosaurio’, y que ni se le ocurra hacerlo en sitio cerrado o público», sentencia.
Echeverry Alvarán dice que con estos ejemplos y la realidad de la llamada «Cultura Metro», en la que la limpieza y el respeto son consciencia de todos mientras están en los trenes y en sus estaciones, se demuestra que es posible que antioqueños y colombianos tengan «cultura ciudadana», pese al ADN heredado de los descubridores, conquistadores y colonizadores españoles.
Cree que es muy factible que mucho de los abusos, engaños y maltratos españoles con los aborígenes americanos haya sido heredado y se encuentre en el ADN de los colombianos. Es posible que esa sea la razón de reír con la «viveza» de tumbar a otro, con la «verraquera» de ser ventajoso o con el «ingenio» de entrar licor a un estadio ruso. Lo que no es muy diferente -dice el Representante conservador- al «ingenio» necesario para entrar droga y armas a una cárcel o envenenar dulces con alucinógenos para enviciar a niños… o traficar… o contrabandear… o hacer negociados cuasi perfectos para robar el erario en actos de corrupción «ingeniosamente» planeados y ejecutados.
No obstante, cree que es posible que haya otra mentalidad, fruto de nuevas costumbres que se van aprendiendo y convirtiendo en el ADN social que garantiza comportamientos morales y éticos propios de una sociedad mejor: sociedad con principios y valores como el respeto, la tolerancia, la disciplina, el compromiso y la sana convivencia.
El representante Nicolás Albeiro Echeverry confía en que es muy posible que Colombia sea tierra de «Cultura Ciudadana». Pero necesita el compromiso de la familia que vuelva a alimentar a los niños y adolescentes con principios y valores; educación pertinente y enganchada con la civilidad, la ética y la moral; un pacto ciudadano que se comprometa con la cultura; y una sociedad menos permisiva con la «cultura mafiosa» del ganador a toda costa y más exigente de la cultura de la decencia, el respeto, la entrega altruista y la humildad.
Nicolás Albeiro Echeverry Alvarán espera que lo ocurrido en Rusia con quienes se burlaron de unas damas japonesas y con quienes ingresaron licor prohibido al estadio, se convierta en un espejo del comportamiento inadecuado que los colombianos decidan rechazar.
«Para que la trampa y la burla que nos hicieron famosos a los colombianos en Rusia, y que algunos creen que hace parte de nuestra idiosincrasia, empiecen a desaparecer de nuestra cultura», concluye Echeverry Alvarán.