Los sentimientos y emociones de las personas son muy complejos de entender y gestionar. Es curioso cómo además, la misma cosa puede afectar de manera diferente a cada uno. Sobre todo en situaciones límites y prolongadas como la que vivimos ahora de la pandemia del COVID-19.
Momentos de quedarse en casa más tiempo, reducir el contacto social, alejarse físicamente de las personas más cercanas, utilizar guantes y mascarilla, oír por todas partes datos sobre contagios, empresas que cierran, crisis económica que se avecina, protestas… Un escenario que se plantea muy negativo para el futuro más próximo.
La ansiedad y el estrés aumentan gracias al miedo y la incertidumbre. Las vías de escape que antes servían de desahogo son ahora difíciles de alcanzar. Viajes, vacaciones, quedar con los amigos o la pareja, visitar a familiares con los que no se convive e incluso las relaciones físicas. El sexo con amantes, una escort de Medellín o con una pareja más seria. Cualquier forma ayuda a olvidar por unos momentos la realidad más inaudita.
Incluso ha aparecido un nuevo síndrome derivado de la cuarentena y el confinamiento. Nombrado como el síndrome “de la cabaña”, haciendo referencia a la sensación de costumbre y comodidad que se ha creado cada uno en casa. Se trata de un estado emocional en el que surge el miedo, ansiedad e incluso rabia ante la idea de volver a salir a la calle. Imaginarse de nuevo rodeado de ruido, multitudes, transportes, trabajo, etcétera. Tras tanto tiempo solos en casa puede resultar demasiado contraste. La capacidad de adaptación de cada uno es diferente y tiene sus límites.
Para muchos esta situación de pandemia con el virus ha supuesto una especie de limbo. Como una pausa en la vida de todo el mundo. Al principio se le restaba importancia, incluso con alegría debido a que cada uno podría ponerse al día con todas las series y películas pendientes, así como terminar todas aquellas cosas para las que nunca había tiempo en casa. Pero es un alto que ya está durando demasiado y cada vez es más difícil de gestionar y controlar emocionalmente. Se ha pasado de restar importancia a la tristeza, negatividad y miedo y ahora parece que surge algo de esperanza al ver que poco a poco se ve la luz. Es por ello que muchos profesionales y expertos en todo el mundo, como las prepagos de Bogotá, están dando a conocer sus recomendaciones para que la vuelta a la nueva normalidad, tan ansiada, sea lo más sencilla y agradable posible.
Por un lado, es importante seguir las normas y recomendaciones de seguridad y sanitarias. Utilizar guantes, mascarilla, distanciamiento social, lavarse mucho las manos, saludarse con el codo, evitar grandes concentraciones en espacios cerrados… Medidas que pueden ayudar a sentirse algo más seguro y con más confianza. Cosa muy importante a la hora de tener que gestionar toda esta situación.
En segundo lugar, respirar profundamente. Es importante intentar no darle muchas vueltas a la cabeza sobre el asunto. Pero todavía menos sentirse mal o culpable por cualquier sentimiento propio que surja. Es normal que toda la situación de la pandemia afecte e influya en la manera de sentir y pensar. Lo peor que se puede hacer es autopresionarse porque no se debería sentir así. Principalmente, porque solo potenciará dicho sentimiento a la larga.
Por ello se recomienda ir poco a poco, tomarse su tiempo. Sin prisa pero sin pausa. Realizar las salidas de manera progresiva, intentar no ir de cero a cien en un segundo. Darse tiempo para adaptarse y reacostumbrarse a la nueva situación. Encontrar la manera de volver a verse cómodo en situaciones sociales y rutinarias fuera de la cabaña o casa.
Hay algunos que incluso destacan lo beneficioso que puede ser organizarse. Un menú saludable, programar las salidas que se deseen hacer, buscar nuevas rutinas, disfrutar de algún hobbie, aprender nuevas habilidades… De esta manera dentro de la incertidumbre se puede dar algo por seguro, algo a lo que atenerse.
También puede llegar a ser muy recomendable escribir un diario. Un lugar en el que poder expresar todos los pensamientos, sensaciones, sentimientos… Una buena vía de escape con las que antes se contaba tan fácilmente. Incluso tocarse, fomentar el autoconocimiento. Quizá no es tan satisfactorio como el sexo en sí con la pareja, amante o escort. Pero si que produce beneficios muy similares.
Para acabar, otra de las cosas que recomiendan es buscar apoyos. Personas de confianza, cercanas que puedan acompañar durante el proceso y motiven a continuar avanzando y progresando. Pero si se ve que la realidad supera a uno mismo también se puede buscar la ayuda de algún profesional, ya sea un terapeuta o algo que sepa escucharte como una kinesióloga del Perú. Alguien experto y que pueda aconsejar y ofrecer más herramientas para que todo sea más sencillo.
Y es que no hay dos personas iguales y aunque nadie se esperaba algo como lo que ha pasado con el COVID-19, es importante mantenerse unidos. Ayudarse unos a otros, apoyarse y continuar haciendo un esfuerzo para que todo esto pase, que lo hará y poder seguir adelante cada uno con su vida como lo hacía antes o incluso mejor tras la pandemia. Porque todo irá bien.
Fdo.: Deborah Salas