Por: Nicolás Albeiro Echeverry Alvarán

La Economía Solidaria sigue siendo la alternativa económica y social para millones de personas en el mundo, agobiadas por la falta de oportunidades.

Sin embargo, alrededor de la economía solidaria se teje la paradoja de la posibilidad que todos tienen, sin que importe el nivel socio económico y cultural, de unirse y montar su propia cooperativa, por ejemplo. Pero, al mismo tiempo, ponerla en práctica supone que las personas que más beneficios económicos tienen, ya no los tendrán tan altos, para que otras personas tengan una oportunidad de poder progresar económica y socialmente, materializando la palabra “equidad”.

Por eso la Economía Solidaria -hecha realidad a través de cooperativas, asociaciones mutuales o fondos de empleados-, debe convertirse en política pública de nuestros gobiernos. La Bancada Conservadora del Concejo de Medellín ha apoyado siempre que el Municipio convierta en política pública el estímulo a la Economía Solidaria.

 

Medidas tributarias favorables para el Sector, como la exención de impuestos, estimulan el emprendimiento, la creación de más cooperativas, la generación de empleo, el crecimiento de las oportunidades, un duro golpe a la pobreza y la materialización de la equidad, que es lo que busca un buen gobierno para sus “asociados”, y que no es capaz de hacerlo solo.

La Ciudad de Medellín, que quiere el alcalde Aníbal Gaviria Correa convertir en “un hogar para la vida”, puede ser la Ciudad con mejor calidad de vida y mayor dignidad para sus habitantes. Puede serlo de la mano de la Economía Solidaria y del Cooperativismo, en particular, convirtiendo en “asociados” de sus propias empresas solidarias, a los miles de ciudadanos con falta de oportunidades, a las que en la práctica la Administración no les podrá dar empleo.

La Solidaridad es un valor que sumado a otros permiten construir la gran pirámide de la paz que hoy se busca en lejanas mesas de negociación. La Solidaridad es un valor que es fácil materializar cuando hay mucha gente que deja de preocuparse sólo por sus propios intereses económicos y sociales, y empieza a preocupase por los intereses de otras personas. Y juntos, poniendo todos su “grano de arena”, “empujando el bus para el mismo lado”, logran que todos puedan satisfacer sus necesidades básicas mínimas.

La Solidaridad es el espíritu del Cooperativismo. Ese espíritu se apoderó de los concejales de Medellín que, en buena hora, entendimos la importancia de la Economía Solidaria como estrategia para contribuir al desarrollo económico y social de nuestra sociedad, atacando la pobreza, la inequidad y la informalidad, que deshonrosamente han puesto a Medellín entre los primeros lugares en el contexto nacional, como capital más desigual.

Con el Acuerdo 41 que hace realidad una política pública para la economía social y solidaria en Medellín, único en el País, creemos que hemos abordado una oportunidad histórica para disminuir la inequidad mediante el fomento, la defensa, la promoción y la expansión de la Economía Solidaria. Por supuesto, dicha política pública debe dotarse de herramientas y de presupuesto para hacerla realidad.

Creemos, en particular en la Bancada Conservadora, que la Administración del alcalde Gaviria comprende tanto como el Concejo, la importancia del Cooperativismo, el Mutualismo o los Fondos de Empleados, para ampliar las oportunidades a todos los sectores sociales, y empezar a reducir la desigualdad que hoy nos tiene ubicados en los primeros lugares en Colombia.

Con motivo del Año Internacional de las Cooperativas y de los 25 años de existencia de la Asociación Antioqueña de Cooperativas –Confecoop – Antioquia-, Organismo de segundo grado que integra y representa el Sector Cooperativo, vale la pena recordar la importancia del Sector como estrategia fundamental en la materialización de la promesa de Gobierno del Alcalde de hacer de Medellín una  ciudad más equitativa.

Guillermo Arboleda Gómez, director Ejecutivo de Confecoop – Antioquia, ya se lo hizo saber al alcalde Aníbal, recomendándole “optar por un  enfoque  diferente  de

Desarrollo Económico”, pidiéndole la promoción, impulso y fomento de la economía social y solidaria.

La solución al problema de los altos índices de desigualdad, desempleo, pobreza e informalidad, está a la vista y en las manos de las propias víctimas de la falta de oportunidades. Poner en práctica la política pública para la economía social y solidaria en Medellín, convertirá a los desposeídos en asociados trabajadores de sus propias empresas solidarias, volviendo cierto el eslogan de que Medellín es “un hogar para la vida”.