Mauricio Zuluaga Ruiz 

 

La difícil situación que atraviesa el país y la más dramática que afecta al sector agropecuario, imponen un cambio drástico en la política estatal en los próximos años para darle a este sector, primer empleador, primer contribuyente y exportador el más importante participante en el producto nacional bruto, la dinámica que requiere como instrumento de las metas de desarrollo y mejor estar que requiere la población joven en la etapa ideal de la prestación del servicio militar, es decir jóvenes de 18 años.

 El sector agropecuario se encuentra en la más deprimente situación de su historia por la deficiente estructura de la propiedad, los precios de algunos productos básicos, la falta de orientación y guía para la producción, la falta de capacitación empresarial, las desordenadas importaciones, el exagerado papeleo y burocratismo en la tramitación de crédito, el marginamiento de la banca comercial, las contraprestaciones exigidas por la banca estatal y la concentración del crédito en los empresarios de medianos y altos ingresos, así como la falta de perspectiva para enfocar el próximo futuro y la situación de mediano y largo plazo en las políticas agropecuarias.

 

 Los suelos aprovechables, sin ser abundantes, son suficientes en el país. Considero fundamental que los jóvenes entre 16 y 19 años de edad, provenientes del campo, que deseen prestar su servicio militar, el estado no sólo les utilice socialmente en dicha prestación, sino que a la vez de la prestación del servicio, se les capacite en la conformación e implementación de empresas agropecuarias, que permitan el desarrollo familiar y sino que además de la economía del país. 

 

Es importante considerar que la deficiente distribución de la propiedad de la tierra obliga a promover el replanteamiento de los programas de modernización agropecuaria para redistribuir la tierra, estimular la producción tecnificada, adecuar la tierra con obras de infraestructura y convertir las tierras de producción extensiva en emporios de productividad. El precio de la tierra en Colombia ha entrado en un ciclo de franco descenso. La zona algodonera del Cesar vive un regreso a la explotación ganadera extensiva, por lo que se mantiene una oferta de precio bajo, índice de malas cosechas y descapitalización. Decenas de miles de cafeteros desean vender sus tierras pero no hay compradores. Los ganaderos, al igual que los industriales y comerciantes, no ven como realizar sus propiedades para dedicarse a la especulación financiera, sin tener que jugar con producciones inciertas, además de la guerrilla, el paramilitarismo entre otros. 

 

Nuestros jóvenes necesitan políticas serias, un compromiso del estado, para que a través de capacitación, se conviertan agentes productivos de la sociedad. La generación de empleo estable no depende de las obras públicas sino del desarrollo social y productivo, de la creación de empresas medianas y pequeñas, lo cual no sólo produce empleo directo, sino que favorece la expansión del sector terciario de la economía.

 

 A las reflexiones hechas, es oportuno agregar algunas observaciones sobre el crédito, la política monetaria y el ahorro. Creo necesario democratizar el crédito. No debe permitirse que la cantidad de crédito disponible quede a merced del más fuerte, del que más garantías ofrezca, del que conceda reciprocidad en negocios y numerosas contraprestaciones. Hay que velar entonces porque el crédito llegue al mediano y pequeño empresario, en este caso a la generación de nuevas empresas agropecuarias impulsadas por jóvenes bachilleres, es loable la propuesta del actual Ministro de Agropecuaria, en la de becar a jóvenes bachilleres que deseen iniciar carreras o tecnologías del agro. 

 

Pero necesitamos políticas y propuestas más generalizadas, que abarquen a mayor población, e incentiven al joven. 

 

No se puede ignorar el hecho notable que en nuestro país las empresas encargadas de producir los bienes y servicios vitales para nuestra economía y de brindar empleo a nuestros abundantes recursos naturales y humanos han llegado a un estado alarmante de postración y debilidad que les impide cumplir a cabalidad con su objetivo primordial: generar y distribuir el valor agregado nacional, fruto de su capacidad transformadora. es importante la creación de una ley macro que fomente la diversificación de la propiedad empresarial, como también de la creación de un estatuto de protección a los intereses de los accionistas medianos y pequeños, para que éstos puedan lograr hacer valer sus derechos conforme a la ley y a la equidad redistributiva. 

 

Creo necesario que Colombia prepare un modelo de empresa solidaria y de generación de nueva empresa, que sea capaza de afrontar la futura competencia propia de los mercados internacionales, en lo cual, lo importante será fomentar resueltamente la investigación, capacitación y el desarrollo de nuevas tecnologías.