Por: Rodrigo Pareja

Cuando se acerca el naufragio, cuando el barco esta averiado y es inevitable su hundimiento, los primeros que suelen abandonarlo son las ratas, de todos los tamanos y todos los pelambres.

Vale el simil para  calificar lo que aconteció en las pasadas horas con la elección de mesas directivas para el senado de la republica y la cámara de representantes, ejercicio democrático como lo llaman algunos, que resulto catastrófico para las aspiraciones del gobierno.

Un gobierno acostumbrado a ordenar y esperar obediencia, luego deaceitar a sus áulicos con una pírrica racion de empanadas, chocolate, arepa y quesito en los magros desayunos del Palacio de Narino, convertido últimamente en epicentro de toda clase de actividades y trapisondas políticas.   

Conscientes de que el otrora inundible trasatlántico reeleccionista esta escorado y amenaza con llevar a las profundidades a todos sus ocupantes, tanto a los que pagaron pasaje como a  los polizones,  los antano fieles pero interesados defensores optaron, como los roedores, por escapar a tiempo de la debacle.

Con mezquindad que dice bien a las claras de su condición, le pasaron cuenta de cobro al gobierno aquellos que en el reciente pasado – según ellos – no obtuvieron del gran dispensador, a cambio de su mansedumbre y sumisión, todo lo que esperaban.

Mejor es, pensaron quienes asi obraron, ocupar espacio desde ahora en las primeras filas que van a rodear la opipara mesa del futuro Epulon, para seguir viviendo de las migajas que hasta ahora los han mantenido con algún aliento.

Que conste que lo anterior no es ni mucho menos una defensa del gobierno que en tal forma resulto tan fuertemente derrotado y humillado por sus conmilitones del pasado, pues el resultado final es apenas la lógica consecuencia de su pernicioso comportamiento. Mejor dicho, la confirmación de la advertencia aquella que reza de que quien en malas companias anda mal acaba.

Movia a risa escuchar o leer en medios de comunicaciones las palabras pactos, acuerdos, compromisos, respeto, ética, cumplimiento, a sabiendas de que tales vocablos no forman parte generalmente del acervo que suele manejar la clase política colombiana, cada dia mas desprestigiada.

Y además de risa causaba estupor, la forma como todo un ministro del interior y de justicia intento enderezar las cargas para, el en ese momento delibitado ejecutivo, al querer feriar  por partes iguales la dignidad de presidente del congreso entre dos antagonistas, como si se tratara de un bizcochuelo entre dos  gamines con hambre.

Resulto apenas obvio que en esta rebatiña de pequeñeces y de cobros de cuentas por cuotas insuficientes o no canceladas, resultaran beneficiados de carambola otros partidos que aprovecharon la situación y pescaron en rio revuelto: el liberalismo, el polo democrático y otros grupos minúsculos, dispuestos en el inmediato futuro a cobrar dividendos y hacer valer su posición.

Lo único que  quedo confirmado en el sainete de las pasadas horas, es que un gobierno con el sol a las espaldas y sin el cheque en blanco que le significaría la reelección, perdió todo su poder de “persuación”, como con tanta gracia denominan ahora el trueque de notarias por votos.

Y se ratifico, además, que la política en Colombia sigue siendo una de las actividades menos decentes, y que el desprestigio que la acompaña y el rechazo que por ella crece día a día, tiene la mas rotunda justificación.