Por: Francisco Galvis Ramos
Se dió lo que algunos veníamos pidiendo al interior de Centro Democrático: la consulta para la selección del candidato presidencial entre aquellos que legítimamente pretenden la investidura.
Por donde se mire, es el mecanismo ideal adentro de una fuerza política monolítica, por demás disciplinada, bajo las claras orientaciones del señor ex presidente Álvaro Uribe Vélez. Y no podía ser una encuesta de opinión de esas que fabrica el señor Amat a la orden del cliente palaciego, porque podría ser manipulada para ungir al supuestamente más débil de cuantos están en la lidia y, ni tarados que fuéramos, se podía incurrir en tamaña estupidez.
Vamos tomando conciencia que el Centro Democrático no puede equivocarse, dispensándole la candidatura a uno que adquiera la triste condición de ex candidato, cuando lo que las mayorías esperan es darle a la Nación un Presidente que con valor, ahínco, sabiduría y lealtad, retome el rumbo perdido bajo la inconcebible alianza del doctor Santos y las guerrillas de las Farc – Eln.
Quisiera decir, sin atormentar a nadie, que se hace necesario proceder con objetividad y sangre fría en la elección interna, mirando hacia quien reúna las mejores condiciones para afrontar riesgos azarosos, según sus antecedentes probados para el gobierno de los pueblos, queriendo decir con esto que los problemas del empleo, la seguridad y la justicia deben tener un responsable profesional y no un aficionado que, como el de ahora, de trompicones por doquiera.
De otro lado, el Partido Conservador debería atender el llamado del Centro Democrático y hacer otro tanto para dirimir las aspiraciones internas, teniendo como tiene entre sus filas personajes de postín como la ex ministra de Defensa Martha Lucía Ramírez y, por lo pronto también, al dirigente gremial José Félix Lafaurie y en definitiva resolver el asunto según la manera planteada en el comunicado leído por el ex presidente Uribe.
Si el conservatismo sigue rodando por el despeñadero y bien abajo va, sería por su propia terquedad no teniendo ahora, como no tiene, una figura providencial que le devuelva parte de las glorias pasadas y representación parlamentaria en cantidad decente, que le permita estar en los gobiernos en condición honorable y no vulgar y pordiosera como viene sucediendo en los recientes tres años, con el serio agravante que a lo mejor no han calculado, que su tradicional electorado viene derivando por aludes hacía el Centro Democrático, al igual que los de otros partidos.
Después que el doctor Uribe proclame las listas de aspirantes al Congreso, nubes de voluntarios nos regaremos por el país recogiendo las firmas para su inscripción ante las autoridades electorales, a la vez que haciendo campaña abierta en pos del éxito rotundo, a la vez inesperado para quienes deberán desalojar el Capitolio en medio del más ruidoso desprestigio.
Tiro al aire: ¿de dónde saca la Unidad Nacional que, con una lista para Senado encabezada por alias “Mamola”, podría enfrentar con mínima ilusión decorosa al señor ex presidente Uribe? ¡Están perdidos!