Por: Margarita María Restrepo
Durante el gobierno del ex presidente Uribe, gracias a la Seguridad Democrática, se sentaron las bases sobre las que se erigió la confianza en la inversión. Uno de los sectores que mejores resultados exhibió fue el petrolero. En 2002 nuestro país producía poco más de 300 mil barriles de crudo.
La presencia de la Fuerza Pública en todas las regiones de nuestra geografía permitió que compañías nacionales y extranjeras emprendieran ambiciosos proyectos de exploración y explotación de petróleo. Los resultados fueron majestuosos; Ecopetrol aumentó exponencialmente su valor en el mercado, mientras que la producción rozó el millón de barriles al final del gobierno Uribe.
Siendo el petróleo la principal fuente de ingresos de la nación, cuesta entender la desidia con la que el gobierno de Santos ha administrado lo que popularmente conocemos como la “gallina de los huevos de oro”.
Santos no es culpable por la caída del precio del barril, pero si es el responsable único y directo de la dramática disminución en la producción cayendo casi en 300 mil barriles al día. El reverdecimiento de la violencia terrorista hirió mortalmente la confianza de las compañías exploradoras y explotadoras. La mano débil del Gobierno frente al crimen despejó el camino para que los ilegales volvieran a extorsionar con total libertad e impunidad.
Todo esto se ha reflejado en el precio de la acción de Ecopetrol en el mercado de valores que ha sufrido una caída impresionante, afectando a cientos de miles de colombianos que invirtieron sus ahorros en una empresa que el gobierno Uribe dejo sólida.
Y Santos elude su responsabilidad frotándose las manos gracias al aumento en el precio del dólar que llego a los peligrosos 3 mil pesos, haciéndonos creer que la devaluación compensa la caída en la producción de petróleo.
Su mentira es colosal, porque no solo no se logra dicha compensación sino que además se esta afectando de manera gravísima el poder adquisitivo de los colombianos. La acelerada devaluación ha hecho que se encarezcan desproporcionadamente productos básicos de consumo.
El mentiroso ministro de Hacienda utiliza la formula demagógica al decir que el dólar caro estimula la producción nacional. Pamplinas. El doctor Cárdenas cree que los colombianos somos unos idiotas que ignoramos que buena parte de las materias primas que utilizan nuestros productores nacionales deben ser pagadas con divisas, puesto que ellas son importadas.
El abandono de la seguridad, la contemplación al terrorismo, el desaforado gasto público y la indolencia del Gobierno frente a las necesidades reales del pueblo son hechos que no se mimetizan con el absurdo proceso de paz de La Habana.
El Gobierno fantasea con un proceso de paz que no ha traído reconciliación y que no ha disminuido en lo más mínimo los índices de violencia, que al contrario han aumentado como resultado de la orden que han recibido nuestros soldados y policías de no combatir a los criminales.
Desde la orilla de la oposición democrática, con todo respeto pero con toda verticalidad le exijo al Gobierno Nacional que deje mentir sobre la inexistencia de las consecuencias de la devaluación y que por el bien de nuestros ciudadanos tome las medidas que sean necesarias para evitar una hecatombe económica.