Foto: sostenibilidad.com

Por: Nicolás Albeiro Echeverry Alvarán *

El de Colombia con la defensa del ambiente sano, es un compromiso con la humanidad. El aporte de Colombia al orbe con su propuesta de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, es un compromiso estatal con nuestra casa, que es nuestro entorno más cercano, en el que vivimos y nos enfermamos y morimos, si no somos capaces de cumplir ese anunciado aporte.

Cuando en 2015 Colombia decidió ser uno de los 189 países firmantes del Acuerdo de París, el entonces jefe de Estado, Juan Manuel Santos, se comprometió con reducir esas emisiones de gases de efecto invernadero al año 2030 en un 20%, lo que significaba emisiones no mayores a 267 millones de toneladas de CO2. ¡Decisión plausible!

El actual Jefe de Estado colombiano, Iván Duque Márquez, es mucho más optimista e, incluso, audaz, pues ha manifestado que la meta debe pasar del 20% al 51% de la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. O sea: para el año 2030, Colombia sólo podrá emitir 169.4 millones de toneladas de CO2. ¡Ambicioso nuestro Presidente! Pero es un reto que no sólo debe ser posible sino probable.

Por eso llama la atención que el presidente Duque esté pensando en dar pasos firmes y seguros para lograr ese aporte a la salud y la vida de la humanidad, de la mano de estrategias que garanticen un medio ambiente cada vez más sano.

Colombia quiere ser líder en la región y quiere demostrarlo en la cumbre de Glasgow, Reino Unido, en noviembre próximo. Quiere mostrarse ante el mundo como el país que en América Latina y el Caribe es capaz de fijar las metas y los resultados para enfrentar el más grande reto de nuestro tiempo, que es el cambio climático.

Pero el Presidente dijo que no son suficientes las palabras cargadas de buenas intenciones, sino que es necesario salir “con resultados concretos”. De ahí que haya anunciado su objetivo de llegar a la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático y la biodiversidad -COP26- con una agenda complementaria, con la convicción que nuestras ciudades colombianas sean biodiverciudades y que nuestras empresas entiendan y pongan en práctica el principio de “producir conservando y conservar produciendo”.

Como es de esperarse, el movimiento “Conservadores de Vida” que lideramos el senador Juan Diego Gómez Jiménez y este servidor, “Econgresista” con orgullo, nos estamos comprometiendo con el País, con todos los colombianos, apoyando la decisión del Presidente de cumplir la meta más ambiciosa en reducción de CO2 para el año 2030 y hacer de Colombia un país carbono neutral. Ello implica un inmenso compromiso para esta década que ya empezó a correr.

Para nosotros en “Conservadores de Vida” es un compromiso que está en nuestro ADN. Pero estamos absolutamente seguros de que unidos en la visión y la misión de salvar nuestra casa, nuestro hogar, que es nuestro planeta tierra -como dice el Papa Francisco-, seremos capaces de mejorar nuestros hábitos.

El presidente Duque dice que la toma de consciencia ambiental es la esperanza que lo inspira y lo motiva a hacer los aportes desde su gobierno, con el apoyo de todas las áreas del nivel nacional y de las administraciones departamentales y municipales, además de la participación del sector privado, para cumplir con la meta ambiciosa de proyectar una Colombia a 2030, con 51% de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Sabemos que no es fácil cumplir con lo que establece el Acuerdo de París de mantener el calentamiento global por debajo de los 2°C, evitando un cambio climático peligroso. Pero los esfuerzos que hagamos serán pasos cada vez más firmes, con la convicción de poder y deber lograrlo, porque se trata de la supervivencia de la humanidad, que en concreto, es la conservación de nuestras vidas. Confiamos en que las contribuciones de Colombia sean efectivas.

Confiamos en que los planteamientos y compromisos desde la firma del Acuerdo en 2016 signa conservando la visión de proteger nuestros páramos, modernizar y transformar nuestra economía con industrias eficientes, bajas en carbono y resilientes al clima, desarrollar fuentes alternativas de energía limpia, proteger los bosques y reducir la deforestación…

En fin: estamos sobrediagnosticados, necesitamos compromiso de los sectores productivos para que realicen sus actividades de forma eficiente, responsable e inclusiva; de los gobiernos departamentales, distritales y municipales con planeación y regulación de los usos del suelo; de las autoridades ambientales con su conocimiento y orientación para garantizar el desarrollo compatible con el clima; y de la sociedad, en general, que debe tomar consciencia de la importancia de su aporte, con la convicción de que no es minúsculo en la salvación del planeta.

El Estado no son los gobiernos comprometidos. El Estado somos todos. El compromiso de construir un mejor país, con crecimiento económico y con desarrollo humano y social sostenibles, es de todos.

La reunión de Glasgow será la oportunidad de evaluar cómo lo ha venido haciendo el Estado colombiano, esperando que el progreso sea evidente y coherente con las pretensiones del anterior presidente Juan Manuel Santos y con la propuesta más audaz del presidente Iván Duque.