Por: Rodrigo Pareja
Las opiniones expresadas en esta columna, son responsabilidad de su autor
Una separata en tamaño universal, no bastaría para consignar las trampas, irregularidades y marrullerías hechas por toda suerte de políticos en las pasadas elecciones, las más vergonzosas que se hayan realizado en Colombia en los últimos años, y no únicamente por las falencias de la Registraduría Nacional del Estado Civil.
Un solo episodio, la conformación desde La Picota de un partido político y su inclusión en él de todos los calanchines de políticos presos que sin ningún rubor lo crearon para seguir mandando en cuerpo ajeno, sería suficiente — claro, en un país distinto al nuestro – para sentir vergüenza y obligar a las respectivas autoridades a actuar en concordancia con la gravedad del hecho.
Pero no puede esperarse nada constructivo ni benéfico para la democracia (? ) cuando desde el mismo gobierno se guarda sospechoso silencio sobre el particular, dándose la impresión con esta actitud de haberse recibido con sumo beneplácito la exitosa irrupción de este chusmaje en el debate electoral.
Como esto no es una separata y el espacio apremia, tres casos concretos de trapisondas:
Fuera de contexto
Desde que se inició la era de la computación, apareció una excusa válida para cualquier falla que se presente: se cayó el sistema, dicen todos a una como en Fuenteovejuna, y aquí no ha pasado nada. Guardadas proporciones, todos los politiqueros, que siempre tienen la razón, apelan a otra frase exitosa: fui citado fuera de contexto. Es lo que acaba de hacer el tránsfuga Rodrigo Rivera con las declaraciones que contra Juan Manuel Santos pronunció hace dos años, y que varios medios de comunicación han revivido y le han recordado. Sin embargo, en el colmo del cinismo, el desleal Rivera – ahora dizque gerente de la campaña de Santos – ha dicho una y otra vez, que ha sido citado fuera de contexto. Vaya impudicia.
Con cara gano yo y con sello pierde usted
Es lo que hizo y pensó el diputado Rodrigo Mendoza, quien después de quedar habilitado para participar en las elecciones como aspirante a la Cámara, se hizo el enfermo o el loco, y no renunció a la asamblea de Antioquia como tenía que hacerlo para poder presentarse como candidato al Congreso.
Mendoza no alcanzó la curul a la cual aspiraba, pero muy orondo sigue como diputado a la Asamblea. Al no haber renunciado como lo ordena la norma, Mendoza acudió al debate electoral en su condición de diputado, lo que era ilegal, porque la ley dice que había que renunciar a esa condición para poder ser candidato a la Cámara. Y como quedó chamuscado, ahora se queda en la asamblea a la cual tenía que haber renunciado. Es decir, con cara gano y con sello pierde usted. Qué dirán a esto las autoridades electorales ?
Ley de Garantías
De acuerdo con la nueva interpretación del director Jurídico de la Gobernación del Valle, la tan mentada, llevada, traída y violada Ley de Garantías, lo único que garantiza es que los funcionarios pueden hacer política impunemente.
De acuerdo con este nuevo exégeta de la jurisprudencia, el gobernador del Valle – otro al que también le tienen que aplicar alguna sanción – no puede castigar a su secretario de educación porque esto iría contra la ley de garantías, en cuya vigencia no se pueden hacer nombramientos o destituciones.
Vale decir que de ahora en adelante, con esta sabia interpretación del director jurídico (?) vallecaucano, todos los funcionarios pueden hacer política abiertamente, pues esa misma ley de garantías que supuestamente les prohíbe actuar en esa forma, es su mejor coraza porque nadie los puede echar.
Y eso que al secretario de educación del Valle y al propio gobernador, le tienen grabaciones que ponen al descubierto su descarada participación en política, y peor aún, a favor de la camarilla del PIN.
Pero si en Colombia el benemérito Procurador actual instituyó el delito de cohecho con sólo un responsable, por qué no puede haber también una ley de garantías que les permita a todos los funcionarios públicos participar abierta y descaradamente en política ? Es decir, que en lugar de ser talanquera sea una coraza para proceder de tan irregular manera.
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