Por: Diego Calle Pérez
Todos opinan, confunden y hasta ofenden en sus comentarios anacrónicos y sin fundamento bibliográfico, solo especulan y hacen creer que saben de derecho comercial, minero y energético. Todos quieren hacernos creer que tienen la verdad y que solo falta registrar sus declaraciones en la notaría más cercana. Nadie escribe lo que en realidad sucede al interior de Empresas Públicas de Medellín, la que hoy llaman la joya de la Corona de la alcaldía.
Ahora, resulta que es más importante nombrar el gerente de la empresa emblemática, que nombrar el secretario de Movilidad o el secretario de Gobierno, o el gerente de las dos terminales de Transporte público. Ahora, resulta que Medellín, se reduce a un gerente de servicios públicos domiciliarios y ni concejales, ni diputados, hablan de la cuenta que llega mensualmente al usuario. Todo se opaca, la ciudadanía es olvidada y los reclamos no son de los usuarios, es del concejal que se marcha de la supuesta coalición para aprobar el acuerdo municipal.
Pareciera que la historia de la Empresa prestadora del servicio de suministrar agua potable, energía eléctrica, gas y cobrar por el alcantarillado, se convirtió, de la noche a la mañana, entre el traslado del edificio Miguel de Aguinaga, al edificio llamado inteligente, cerca a la Alpujarra, en una sumatoria de secretos muy guardados y que apenas se están destapando en la alcaldía, que en campaña le llevó un queso al encuestador que estaba de gerente.
La sumatoria de secretos, se reduce, un grupo empresarial, varias empresas privadas, con distinto nombre, todas con un solo objetivo, se fueron lentamente ganando la contratación de la empresa pública y con el contrato de la represa de Ituango están frenando el accionar que se tenía, con su control interno y regulado por la gerencia principal, más no por el alcalde elegido popularmente. Así funcionaba, o más bien, nos lo hacían creer a los usuarios que leíamos: “pague por el servicio, no por el desperdicio”. Fueron otros años, otras gerencias y otras alcaldías.
Ahora, resulta que los concejales no opinan, no hacen coalición de partido político sino venganza, los usuarios no se quejan, no hay otra tubería que lleve agua, gas y ni veladoras se prenden para rebajar la cuenta de servicios. Otras serán las versiones…Te hablo desde Medellín.