Por: Margarita Restrepo
En los próximos días empezarán a llegar las primeras vacunas contra el coronavirus que ha cobrado la vida de cerca de 60 mil compatriotas y contagiado a más de 2 millones.
Entiendo perfectamente las dificultades y los desafíos que el gobierno nacional ha tenido que sortear para lograr el inicio de la vacunación. Los laboratorios que han desarrollado vacunas están produciendo la mayor cantidad de dosis posibles para satisfacer la demanda global.
No podemos perder de perspectiva que todos los seres humanos estamos levantando la mano, pidiendo una vacuna.
Es legítimo que haya distintos puntos de vista, que unos y otros expresen sus opiniones respecto de tan delicado asunto. Pero eso no da licencia para que unos sectores de la oposición política, con toda la mezquindad, busquen réditos políticos.
Se ha llegado a un extremo inaceptable, de miembros de la ‘Colombia Humana’ que han acusado al presidente de la República, tildándolo de asesino porque según esas personas, él no quiso que las vacunas llegaran antes a nuestro país.
Gobernar no es tarea fácil. Mucho menos, cuando ese ejercicio se realiza en medio de una tragedia como la que desató la pandemia.
El presidente y su equipo han hecho hasta lo imposible para hacerle frente a la crisis, mantener el país a flote y salvar el mayor número de vidas posibles.
Respecto de las gestiones adelantadas frente a los laboratorios que proveerán las esperadas vacunas, desde el instante en que aquellos anunciaron el desarrollo de las mismas nuestro país empezó a hacer las respectivas negociaciones y adquisiciones.
En todos los casos, los laboratorios se han cuidado de reservarse el derecho de no cumplir con las fechas estipuladas en los contratos. Ellos -los laboratorios- dicen que harán todo lo posible por ajustarse al cronograma pactado, pero no se comprometen con fechas específicas.
Por eso estamos viendo lo que sucede con el laboratorio Pfizer que debía despachar 850 mil dosis este mes. Se ha revelado que solamente enviarán 100 mil.
No podemos cruzar nuestros brazos ante los incumplimientos contractuales de los laboratorios. Celebro que el gobierno esté buscando nuevas alternativas con otros laboratorios que han desarrollado vacunas con importantes estándares de eficacia, como es el caso de Rusia. Cuando de salvar vidas se trata, las valoraciones geopolíticas deben pasar a un segundo plano.
Así mismo, me parece muy acertada la planificación de cronogramas, y la priorización de las poblaciones que recibirán las primeras dosis.
Vamos a cumplir un año en el que hemos hecho un trabajo mancomunado para superar la pandemia. Ahora, cuando las vacunas empezarán a ser inoculadas, tendremos que hacer un esfuerzo adicional, respetando a rajatabla los lineamientos del gobierno, apoyando a nuestras autoridades, reforzando las medidas de prevención y entendiendo que hasta que la mayoría de colombianos no estemos vacunados, el riesgo de contagio y propagación continúa.
Finalmente, y en aras de la transparencia, es muy importante que los organismos de control estén encima de los procesos de vacunación. Es fundamental que la fiscalía general abra muy bien sus ojos para combatir a las redes de mercado negro que seguramente intentarán poner en marcha personas inescrupulosas.
La vacunación no es un problema del gobierno. Este es un asunto que nos incumbe a todos los colombianos y por eso, debemos dar lo mejor de nosotros mismos para que el proceso no sea traumático y pueda cumplirse sin mayores tropiezos.