Por: Rodrigo Pareja

Mucha verborrea se ha desatado últimamente a raíz de los desórdenes que suelen protagonizar después de cada partido las llamadas barras bravas de los equipos de fútbol, que no son más que grupos de antisociales disfrazados con camisetas rojas, verdes, azules o amarillas.

Varios locutores y comentaristas con su vocinglería se hacen receptores precisos de aquella sentencia bíblica que cuestiona el ver la paja en el ojo ajeno e ignorar la viga que se lleva en el propio.

 

Lo decimos porque cada vez que ocurren esos desmanes post partido, especialmente en Medellín, no se cansan de criticar y de proponer en plan de salvadores, medidas dizque en favor del desmedrado fútbol profesional, ignorando adrede que ellos son en muchas ocasiones, los principales culpables de lo que pasa por su irresponsabilidad y su lengua desaforada.

Eso de gritar que Nacional lleva un gol y Oscar Julián Ruiz otro, tal como se escuchó el domingo pasado en la narración del partido que el equipo antioqueño jugó en el estadio El Campín de la capital de la república, es asaz irresponsable y convertir al silbato llanero en blanco perfecto para la agresión por parte de alguno de los miles de hinchas delincuentes que pululan en los estadios.

Pero eso no es todo; lo peor vino cuando el Nacional anotó el segundo gol que a la postre la dio la victoria en ese partido. El irresponsable del cuento gritaba enardecido: “para que muerdas Oscar Julián; para que te rabia… payaso”, en una perorata incendiaria que no tiene ningún recibo ni justificación, y que jamás se repetiría si en Colombia se aplicaran efectivamente normas que propugnen y promuevan una radiodifusión decente.

Y que tal lo de la televisión ? El mismo domingo RCN en su canal de noticias permanentes le dio cabida por más de una hora a Harold Camping, uno de los tantos charlatanes de secta que – cual Dios omnipotente – nos anunció que el juicio final comienza el próximo 21 de mayo con un estremecedor terremoto.

Lo entrevistaron en directo desde algún lugar de California, y tuvo la osadía de agregar que el fin del mundo, que según él comienza con el juicio final y el terremoto del 21 de mayo, se producirá, ese sí, definitivamente, en el mes de octubre.

Está bien que haya mentecatos que nos crean a todos los mortales imbéciles como ellos; pero que un canal serio, como se supone es RCN, le dé cabida a semejante mamarrachada, da grima y rabia al mismo tiempo.

Igual sucede con las efigies del Sagrado Corazón, del Divino Rostro y de la Virgen en cualquiera de sus advocaciones, fáciles de ver por quien se haya metido su buen porro de marihuana, pero hecho inadmisible para que un director o directora de TV le dé vuelo en su noticiero.