Fabio Humberto Rivera
El 24 de este mes se designará al rector de la Universidad de Antioquia, por parte del Consejo Superior del ALMA – MATER, y los políticos ya empezaron a mover sus fichas.
El Doctor Darío Montoya Director Nacional del SENA, delegado de la Ministra de Educación ante el Consejo Superior Universitario y quien ha ayudado mucho a la U de A, será la primera víctima de la politiquería o de la estrategia de algunos congresistas por tomarse la rectoría de esta importante universidad . No se debe descalificar a los aspirantes a rector, pero sí a los procedimientos que se comienzan a dar para la elección.
Pareciera que en Colombia no importan los resultados en el sector público. Logros importantes sí tiene para mostrar la actual administración de la Universidad.
En materia de cobertura se ha avanzado mucho. 36 mil estudiantes hoy, frente a 23 mil en el año 2001 son muestra de ello.
La cualificación, la pertinencia y el aumento de cobertura en las diferentes regiones del Departamento dan fe de este importante crecimiento en beneficio de poblaciones con menor posibilidad de acceso a la educación superior.
Los 360 grupos de investigación, 250 avalados por Colciencia son una demostración incontrastable de ser la Universidad que más invierte en este campo en Colombia.
Cuenta además la U de A con 48 programas académicos acreditados y reacreditados ante el Ministerio de Educación, hecho que la hace grande en el contexto nacional e internacional.
La actual administración de la U de A es la que más ejecutorias tiene para mostrar. Infraestructura, cambios en su acueducto y alcantarillado, restauraciones en el paraninfo, facultad de medicina y sede de Robledo, son apenas algunos de los logros en esta materia.
La construcción de nuevos equipamientos para la investigación y el emprendimiento son dignos de mostrar al país.
La calificación doble AA la semana pasada, por una prestigiosa calificadora de riesgo, indican a las claras un excelente manejo presupuestal y un saneamiento fiscal de la Universidad que debe dar tranquilidad a propios y extraños.
La convivencia en el claustro universitario en los últimos seis años no es menos importante. También es de resaltar, aunque hayan dado hechos que lamentar y que rechazamos en su momento.
Claro que próximamente la administración tendrá que resolver problemas internos que se presentan en un territorio donde cohabitan 36 mil personas interesadas, la mayoría, en estudiar.
Los estudiantes y los profesores tendrán que evaluar bien la próxima elección de rector, tratando de conservar todo lo que se ha ganado y buscando mejorar aquello en lo que aún no va bien la Universidad.
El Consejo Directivo tiene una gran responsabilidad con la región y el país. No puede permitir que la universidad sea tomada por la politiquería, y debe blindarla para que siga siendo cien por ciento pública y avance por caminos de investigación, docencia y extensión.
¡ Que prime el interés colectivo, señores del Consejo Superior Universitario!