Edwin Franco

Por: Edwin Alejandro Franco Santamaría

En diciembre pasado los presidentes Barack Obama y Raúl Castro, presidentes de los Estados Unidos y Cuba, respectivamente, democráticamente elegido el primero, de facto, el segundo, le anunciaron al mundo que se restablecerían las relaciones diplomáticas entre ambos países a partir del año 2105, lo que se ha comenzado a cristalizar, pues mientras que Cuba abrió la sede de su embajada el 20 julio en Washington, Estados Unidos hizo lo propio en La Habana el 14 de agosto.

El mismo día en que Cuba abría su embajada, los cancilleres de ambos países, Bruno Rodríguez Parrilla, del país centroamericano y John Kerry del país norteamericano, generaban expectativas con lo que habían anunciado sus presidentes, pero al mismo tiempo dejaban claro que el pleno restablecimiento de las relaciones no sería fácil ni rápido:   “Hoy hemos empezado a reparar todo lo que estaba dañado y a abrir lo que durante tiempo estaba cerrado”, y acto seguido: “No significa el fin de las diferencias que aún separan a los dos gobiernos”, dijo el Secretario de Estado; al paso que el canciller cubano afirmó:   “Persisten profundas diferencias entre Cuba y Estados Unidos sobre el ejercicio de los derecho humanos y en aspectos relativos a la aplicación de la ley internacional”.

Aparte de las evidentes diferencias políticas e ideológicas, nada fáciles de conciliar, están al menos 5 asuntos pendientes de resolverse a fin de poder hablar del pleno restablecimiento de las relaciones:   por parte de Cuba, la exigencia que le devuelvan Guantánamo, fin del embargo económico y una reparación económica; por parte de los Estados Unidos, el respeto de los derechos humanos en la isla y la devolución de los propiedades expropiadas.   De ambos lados no está fácil el asunto, pues mientras que en este último país está la oposición del muy poderoso Partido Republicano y la existencia de leyes como la Ley de la Libertad Cubana y Solidaridad Democrática, más conocida como la Ley Helms-Burton, que deben ser derogadas y sustituidas por otras para que se termine el bloqueo económico; en Cuba está la oposición del mismo Partido Comunista, que es el único que hay en el país, de ceder o de cambiar sus ideales políticos, que obviamente comportarían abrir espacios a otros actores en el escenario político cubano.

Muchas críticas ha recibido el presidente Obama, particularmente del Partido Republicano, por haber dado mucho y no pedir nada a cambio a un régimen que se ha caracterizado por llevar más de seis décadas en el poder, no precisamente por haber sido el producto de sucesivas reelecciones, y la sistemática violación a los derechos humanos de los opositores al régimen y a buena parte de la población.

Por ello es que congresistas republicanos y un amplio sector del exilio cubano en Miami ven como un regalo de Obama a los Castro la reanudación de las relaciones entre ambos países, hecho este que aparece reforzado porque no fueron invitados a la apertura de la embajada de los Estados Unidos a los opositores al régimen y por el mal día que escogieron los americanos para abrir su embajada en Cuba:   el 14 de agosto, un día después del cumpleaños de Fidel Castro, quien cumplió 89 años y fue visitado por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, su mujer, Cilia Flores y el de Bolivia, Evo Morales

Comprensible actitud en un presidente de corte liberal y premio nobel de la paz, pero justamente por ello mismo es que causa algún desconcierto, que si bien no esperara los cambios que el mundo desea en la isla para el restablecimiento de las relaciones, si al menos haber comprometido a la dictadura cubana con la iniciación de algunos cambios.   Pero si la actitud del gobierno americano es una asunción implícita por la cuota de responsabilidad que le cabe en lo que ha sucedido en todos estos años en Cuba, es entendible, que como es conocido, es lo que la dirigencia cubana le inoculaba el pueblo, que eran los americanos y su embargo económico los que los tenía sumidos en esa deplorable situación económica, lo cual, lastimosamente, es en parte verdad.

De tal manera que fueron los distintos gobiernos demócratas y republicanos, tal vez sin proponérselo, funcionales a las políticas y a los propósitos de unos revolucionarios que lo único que han hecho es tener emprobecida a su gente, secuestrada en su propio territorio y violarle sus derechos humanos. Les dieron la excusa perfecta para permanecer tantos años en el poder.   Tan cierto es esto, que a propósito de la nueva relación diplomática entre los dos países, en entrevistas realizadas por CNN en español a ciudadanos cubanos comunes y corrientes, decían ellos al unísono, que Estados Unidos les había causado mucho daño y que ojalá de ahora en adelante los resarciera y los ayudara.   Caló la idea de los Castro en su población.