Por: Luis Pérez

Los Derechos de los trabajadores se violan a diario con la complicidad del silencio social. Cesantías, primas, vacaciones, pensiones, que son un derecho, se han convertido en un privilegio.

Según Fedesarrollo, 2009, el 33% de los asalariados no reciben las primas, lo cual es un robo a ojos vistos que los más pudientes hacen a los más pobres.

Pero lo más desastroso para los trabajadores colombianos son los patronos que capan los aportes a pensiones.

En términos robustos, en Colombia existen 19 millones de trabajadores, de los cuales solo 7 millones aportan a pensiones. Doce millones de trabajadores no tendrán nunca una pensión!

Qué cosa más escandalosa que 12 millones de trabajadores y sus familias caminen hacia el oscuro futuro de ser unos pobres sostenidos cuando ya no tengan fuerzas para trabajar.

En particular, la situación pensional de la Ciudad de Medellin es igual de dramática. De 2.385.000 habitantes, solo 306.000 están afiliados a algún sistema de pensiones. Caminamos hacia una ciudad de ancianos sin ingresos.

Y ya de hecho el país presenta síntomas de decaimiento con la tercera edad. De los mayores de 60 años, solo el 22% tiene pensión de jubilación.

Vista así la realidad,  es una mentira que el gobierno vaya acabar con la pobreza en el año 2020 como lo pregona en todos los escenarios nacionales e internacionales. Por el contrario, en el 2020 cuando haya doce millones de trabajadores sin pensión más cuatro millones de subempleados que tampoco aportan a pensiones, la pobreza y la indigencia serán un cáncer que se coma al país.

Tenemos leyes para todo. Pero no existe una ley severa que haga justicia contra quienes no paguen aportes a pensiones de sus trabajadores. Qué puede ser más grave para una nación que, luego de trabajar toda su vida, 15  o 20 millones de personas lleguen a la vejez sin una pensión que les permita sobrevivir con dignidad. Asi, el país tendrá siempre niveles vergonzosos de pobreza.

La política es para defender al ciudadano. En el pasado, los políticos más destacados defendieron con denuedo a los trabajadores, contra la codicia y la insensibilidad de algunos patronos. Qué bueno que los políticos actuales lean a Uribe Uribe para que hinchen sus espíritus de sensibilidad hacia el bienestar del trabajador, que en esencia es el bienestar de la sociedad. Qué importante que el gobierno y los congresistas en lugar de doblegarse para recortar, sean líderes incondicionales para garantizar que los derechos de los trabajadores son sagrados. No se pide que les dan más, solo que le cumplan sus derechos.

En Colombia son comunes normas para recortar derechos laborales y convertir en sospechosos sociales a todos los líderes de los trabajadores. Los congresistas y el gobierno tienen una deuda social con los trabajadores: La Ley 789 de 2002 (Reforma laboral) no generó los empleos que prometió pero sí recortó cuantiosos derechos económicos a los trabajadores más pobres.

Ahora Fedesarrollo (2009) sale otra vez a pedir una reforma laboral que disminuya los sobrecostos salariales. Lo que es inaplazable es una ley de reforma laboral que lleve a la cárcel a los patronos que capen los aportes para una pensión digna del trabajador.