Por: Rodrigo Pareja

Para significar que infinidad de hechos irregulares o delictuosos ocurridos a diario en Colombia, aparte del escándalo mediático que producen no generan la natural consecuencia que merecerían, suele decirse que aquí pasa de todo y no pasa nada.

Acontece, por ejemplo, con los previsibles, periódicos y publicitados pero inservibles consejos extraordinarios de seguridad, realizados precipitadamente por todos los gobiernos cada vez que la tragedia se ensaña con la comunidad.

 

Un carro bomba… consejo de seguridad; un asalto guerrillero… consejo de seguridad; una tragedia de la naturaleza… consejo de seguridad; el secuestro de un notable… consejo de seguridad; un crimen escabroso… consejo de seguridad. Y al final, nada de nada. La consabida foto, que podría ser siempre la misma, las declaraciones mediáticas y pare de contar.

Pero no es a lo anterior nuestra referencia del momento, sino a una de las tantas campañas que tampoco arrojan resultados concretos. Nos referimos a la de los llamados “útiles inútiles” – justo es decir que la comenzó el canal RCN y la siguieron luego los demás medios – adelantada durante algunas semanas en todos los comienzos de año, cuando el abuso de los colegios privados y oficiales se hace más evidente y doloroso.

Pero transcurrido ese tiempo en el que se denuncian las más extravagantes peticiones y los peores abusos de los negociantes de la educación, la situación sigue siendo la misma. Los mercachifles con los bolsillos llenos y los padres de familia con los suyos exangües.

Hay miles de establecimientos de educación privados en todo el país que no se cansan de asfixiar económicamente a los indefensos estudiantes y a sus allegados, sin que el pomposo Ministerio de Educación y las Secretarías seccionales del ramo — aparte de unas circulares inanes que repiten cada año prometiendo pero jamás cumpliendo sanciones – muevan una hoja en defensa de aquellos.

Y cuando ocurre el milagro de una ridícula sanción emanada de cualquier despacho oficial, los leguleyos y los resquicios de que se valen, obran siempre a favor de los abusadores que al final siempre se burlan – eso sí, con sus bolsillos repletos – dizque de la firmeza y autoridad de quienes rigen la educación.

Cuál es la diferencia entre un cuaderno de cinco o seis pesos y uno de $18 o 20 ? La provocativa e insinuante portada de cualquier mujeruca ligera de ropas pero forrada en dinero, gracias a estos negociantes de la educación.

Esto último también hace parte del abuso inmisericorde al que cada año son sometidos los padres de familia por el desaforado consumismo y la avidez de quienes tienen un rico filón para atiborrar sus faltriqueras.