¡PLOP, CANNABIS!

Por: Francisco Galvis R.

Envigado es punto aparte en muchas cosas buenas y también es punto aparte en cuestión política.

De su fervor conservador da cuenta exacta el hecho de que en toda elección presidencial la población vota mayoritariamente por el candidato del Partido Conservador, pero otro es el comportamiento cuando se trata de las elecciones locales en las que tradicionalmente ganan los candidatos liberales.

 

Lo anterior se podría explicar claramente en que el liberalismo ha tenido, de atrás, liderazgos muy fuertes, mientras que los conservadores se presentan a las elecciones desordenadamente, a falta precisamente de un Garibaldi que reunifique y ponga orden en la casa. Bueno, estilo mi amigo “Júpiter tronante”.

La directiva conservadora de Envigado eligió recientemente como su presidente al joven abogado Andrés Tamayo Buitrago, de la línea de Francisco Garcés junior, hecho este representativo de una pausa que refresca frente a las sucesivas equivocaciones del pasado y en una decisión de diez a uno determinó acompañar en coalición la candidatura de Héctor Londoño Restrepo a la alcaldía.

La determinación de seguir la postulación de Londoño Restrepo es a todas luces un acierto del directorio conservador: primero, porque en las ocasiones que lo ha sido, Londoño Restrepo demostró ser en todos los sentidos un excelente burgomaestre, ponderado y progresista y, segundo, porque quien pretende ser candidato del conservatismo ha tomado ese reiterado ejercicio suicida como una industria destinada a obtener pingues réditos, no electorales sino de los otros.

Ahí tienen que si pudiera votar en Envigado lo haría precisamente por Héctor Londoño Restrepo, porque lo conozco y me satisface su talante y por ahí derecho por el candidato conservador al Concejo Municipal Iván Darío Valencia Lotero, quien adelanta una campaña vigorosa que, Dios mediante, deberá consagrarlo como concejal.

Si en el mundo están cayendo las dictaduras añosas, ya es hora que el conservatismo envigadeño le dé en las narices a todos esos regentillos que volvieron el ejercicio político una perversa sucesión de padres a hijos, como fácil fórmula para asegurar la ración, como es ya vergonzosamente notorio.

Tiro al aire: cuando alguien que no debiera hacerlo hable mal de ti, eleva una oración al cielo por la curación de su alma.