Cerca de un 21 % de la población mundial sufre de hambre y desnutrición. La falta de ingresos y el incremento desaforado de los precios de los alimentos, son dos de las causas de esta situación que afecta a casi 1.500 millones de personas. Lo alarmante es que no se trata de una estadística que concentra una mayor población del África Subsahariana, por ejemplo. O sea, no es una realidad lejana.

El 58.6 % de los hogares de Medellín padece la inseguridad alimentaria, discriminada en leve (36.7 %), moderada (13.7 %) y severa (8.2 %), con mayor incidencia en los hogares de la zona rural (72.9 %), frente a los urbanos (55.6 %). La comuna con menor inseguridad alimentaria es la de El Poblado (2 %) y la de mayor es la de Manrique (82.5 %). El Corregimiento con menor inseguridad alimentaria es Santa Elena (68.2 %) y el de mayor es San Sebastián de Palmitas (80.4 %).

El concejal Róber Bohórquez se apoya en las estadísticas del “Perfil Alimentario y Nutricional Medellín – 2010”, realizado por la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Antioquia y el Departamento Administrativo de Planeación y la Secretaría de Bienestar Social de Medellín, para proponer una modificación al Acuerdo 38 de 2005, por medio del cual se estableció una política pública de seguridad alimentaria y nutricional en la Ciudad.

Bohórquez piensa en la formulación de una nueva política pública que les garantice a los medellinenses el cumplimiento de sus derechos fundamentales, económicos y sociales, el fortalecimiento del capital y desarrollo humano, la reducción de la pobreza y la desaparición de la inseguridad alimentaria.

El Concejal de Cambio Radical cree que es posible mejorar la nutrición de los habitantes de Medellín mediante una alimentación balanceada en cantidad y calidad permanentes. “Pero esta solución que parece una obviedad –expresa el Corporado- debe estar fundamentada en acciones que respondan a la sostenibilidad económica de las familias más pobres, de tal manera que el alimento no sea pescado de un día”.

Róber Bohórquez propone que el Municipio de Medellín enseñe a pescar a sus habitantes. Se refiere a que la Administración debe implementar una fábrica procesadora de productos alimentarios, debe fortalecer la cadena completa de producción de suministros y crear una red de instalaciones y medios idóneos de distribución, en los que se involucre la mano de obra campesina de los cinco corregimientos.

En su Proyecto de Acuerdo que busca crear el Sistema Municipal para la Seguridad Alimentaria y Nutricional, el Concejal pretende la integralidad, de tal manera que se les permita a las familias campesinas recibir precios justos por sus productos, sin intermediarios y especuladores comerciales, con prácticas agrícolas sustentables ambiental y socialmente, y con productos finales de menor costo que garanticen la alimentación en cantidad y calidad para todos.

En síntesis, el concejal Róber Bohórquez dice que para la implementación de esta política pública, “la Administración podrá invertir en asistencia técnica, adquisición de bienes muebles e inmuebles y montaje de infraestructura para la producción, comercialización y transporte de alimentos. Podrá crear un Observatorio para la vigilancia alimentaria y nutricional. Podrá desarrollar un Plan de educación para prevenir la malnutrición por déficit o por exceso. El Alcalde podrá destinar un 3 % más de los excedentes presupuestales anuales para fortalecer este Sistema. Se podrá crear una Estampilla Pro Abastecimiento de Alimentos. Y, entre otras estrategias, se podrá otorgar exención total o parcial de servicios públicos domiciliarios y predial para los Bancos de Alimentos”.