Martín Emilio Correa

Por: Martín Emilio Cardona

Sin terminar 2014 supimos que el senador liberal Eugenio Prieto Soto, adscrito al liberalismo social y elegido con 55.407 votos, dejaba su curul para buscar una eventual candidatura a la Gobernación de Antioquia o a la Alcaldía de Medellín. También el 26 de diciembre de ese año, la diputada conservadora Orfa Nelly Henao se estrenaba en la Presidencia de la Asamblea Departamental con penosas y patéticas declaraciones respecto a la detención de la diputada liberal Ángela María Cano, implicada en asuntos que hoy son materia de investigación judicial.

Por lo pronto traigo a cuento estos dos hechos políticos para significar que hemos roto el umbral del pudor en las actuaciones públicas, si a eso agregamos marginalmente el escándalo en que esta sumida la Corte Constitucional por cuenta de quien hasta hace poco ejercía como presidente de esa corporación judicial.

Pero el asunto de fondo y al que dedicaré estas líneas, hace referencia al síndrome del que esta picado Eugenio Prieto Soto, quien se hizo elegir senador y sin completar cinco meses en ese destino público de origen popular, renunció al Senado para ponerse supuestamente a las órdenes del Partido Liberal. Él se contagió de lo que por dos veces ya ha sufrido su muy cercano copartidario Jaime Garzón Araque, que tras haber sido derrotado en las elecciones territoriales de octubre de 2011 al no alcanzar una curul en la Asamblea de Antioquia, encontró en la ceba burocrática de la Contraloría General de Medellín, un espacio de confort temporal.

Está bien y nadie le criticará que surtida la renuncia del diputado liberal Julián Bedoya Pulgarín para aspirar a la Cámara de Representantes, Garzón haya suplido esa falta para asumir la diputación; pero lo que sí es un hecho político y estratégico imperdonable, es que no haya aprendido de la primera lección y estando en piedra renuncia a la Asamblea Departamental para buscar una curul en la Cámara de Representantes, apuntándose su segundo fracaso electoral en línea.

Y es que de los cuatro diputados antioqueños dimitentes, con pálidos desempeños corporativos, cuyo único plus era el apetito personal de escalar a toda costa, el único que alcanzó la meta fue el controvertido Bedoya Pulgarín.

Pero de estas lecciones se resistió a aprender al que yo llamo jefe en Antioquia, ya no de liberalismo social, sino del liberalismo autista. Claro que si hay quien entienda a estos liberales, uno de ellos es su vocero ideológico en el departamento. Se trata del abogado Ramón Elejalde Alberlaez que en entrevista concedida al periodista Ignacio Mejía en el periódico El Mundo de Medellín el 17 de enero de 2015, hizo referencia a la dimisión de Prieto Soto en los siguientes términos:

Acaba de hacer un sacrificio muy grande y el partido liberal tiene que apoyarlo en ese sacrificio. ¿Sí se estará inmolando por su partido quien acaba de dejar tirados

casi cincuenta y seis mil votos? Al margen de lo que pueda suscitar tan insólito hecho, quién mejor para respondernos que el columnista de ese mismo periódico Jorge Alberto Velásquez Betancur en su columna del 8 de enero de 2015: MUCHOS NOMBRES, FALTAN IDEAS, haciendo referencia a las candidaturas que se vislumbraban en Medellín señaló:

¿Conocen los candidatos el alma de sus votantes o solo conocen sus propias aspiraciones? Y anotaba el miembro del Centro de Comunicación Política que, hay más deseos individualistas que decisiones de origen popular.

Recordemos que todavía Prieto Soto no había hecho público su antojo de ser candidato a la Alcaldía de Medellín. Por eso resulta hasta risible que el doctor Prieto Soto reclame de sus contradictores candidatizados por el artificio electoral de la unidad nacional, respeto por la institucionalidad. ¿Qué respeto puede exigir en lo que toca con nuestro régimen democrático quien renuncia en forma irresponsable a una curul en la que hay que decirlo,si la estuviera ejerciendo lo haría con excelentes réditos políticos y sobre todo haciendo un buen control político, como lo constatamos cuando se desempeñó como Diputado de Antioquia?

Que no se olvide la ciudadanía de Medellín, cada día más informada en asuntos públicos, que el ejercicio de la política se funda en el principio de responsabilidad, teniendo como referente a los electores y no simples aspiraciones individuales.

Recurro también para enfatizar, que Prieto Soto cometió una torpeza política, a las palabras consignadas por el Magistrado de la Sección Quinta del Consejo de Estado, Alberto Yepes Barreiro cuando en su ensayo Entendimiento y aplicación de las causales de inhabilidad, ¿una cuestión de mero capricho?, señala: “El principio pro homine(primero el hombre) opera en materia electoral, pero no en favor del elegido sino en protección del elector y del régimen democrático”. Corta, pero contundente aseveración, que no pocas veces se mal entiende como criterio interpretativo en defensa del ciudadano que aspira a un cargo de elección popular; criterio que tiene sus límites cuando quiera que el aspirante abusa de su condición, con independencia de que esté o no esté pisando extremos temporales inhabilitantes.

Reportemos un elenco de situaciones en las que personas afectas al Ex senador Prieto han participado: Su fórmula al Congreso de la República en 2010, Oscar Marín, que debió terminar su curul en la Cámara de Representantes el 20 de julio de 2014, perdió su investidura en el Consejo de Estado.

El actual Vicealcalde de Gestión Territorial, antes de ser Secretario de Gobierno de Medellín y Gerente de Metroparques, se hizo elegir Concejal de El Retiro con la mayor votación del Partido Liberal. Se trata de Wilson Enrique López Bedoya quien el 30 de octubre de 2011 obtuvo en ese municipio 438 votos; tanto él como el abogado Jorge Iván Castañeda Ríos que obtuvo 384, renunciaron de mentirillas el 2 de enero de 2015 en la sesión inaugural de ese Concejo Municipal. Ambos lograron 822 votos de los 1.377 que alcanzó el Partido Liberal en ese municipio en su lista de Concejo. Es más, el decreto de nombramiento como gerente de Metroparques, fue firmado ese mismo 2 de enero por el Alcalde Aníbal Gaviria; es

decir, López Bedoya dejo tirados a sus electores y prefirió la jugosa ceba burocrática de Medellín, después de utilizar su prestigio para inflar la lista al concejo.

Sorprende que eso ya sea vicio en quienes pertenecen a la cuerda más cercana a Prieto Soto que la ha copiado de sus subalternos políticos sin vergüenza alguna.

Contra Wilson Enrique López Bedoya avanza un proceso constitucional de pérdida de investidura como Concejal de El Retiro, Antioquia, trámite que se encuentra a despacho desde el 6 de octubre de 2014 en la Sección Primera del Consejo de Estado, radicado con el número 05001233300020130187600. Es de anotar que ese proceso de pérdida de investidura, partió en apelación del Tribunal Administrativo de Antioquia con el salvamento de voto de cuatro magistrados de diez votos posibles.

Como que es costumbre en este país premiar a los astutos, muchos de ellos en la innoburocracia del alcalde Gaviria Correa, que asegura salarios altísimos y paralelismos funcionales. O como acertadamente lo reseñara el periódico El Colombiano en su editorial del domingo 11 de marzo titulado NO MÀS CHEQUES EN BLANCO, criticando el Proyecto de Acuerdo 300 de 2015 que raudo y con pobrísima discusión, por no decir inexistente, aprobó mayoritariamente el Concejo de Medellín. Destacaba la nota editorial:

A veces pareciera primar un sentimiento de que somos una ciudad rica. Y ese nuevorriquismo lleva a hacer gastos que no son prioritarios, o a incurrir en gestos oportunistas como anunciar una Gerencia de la Bicicleta.

De más reciente data otro prietista pura sangre también le cumple a la institucionalidad. Es Fabio Humberto Rivera Rivera, Presidente del Concejo de Medellín, que como su antecesor Jaime Roberto Cuartas Ochoa se resiste a cumplir una decisión estatutaria del Partido de la U. Ambos por un resabio interpretativo propiciaron que por ya casi nueve meses esa corporación pública solo tenga 20 cabildantes activos, impidiendo que la abogada Lina García Gañan

asuma una curul que es de ese partido pero que por ministerio de la Constitución y de la Ley le pertenece a ella.

Sigo sin entender a estos liberales; en las presidenciales de 2010 antisantistas a ultranza, en las de 2014 santistas hasta los tuétanos y apenas hace casi cuatro años inentendiblemente fajardistas. Se mueven muchos de ellos entre las corrientes del arribismo y la burocracia.

Ojalá el próximo 25 de octubre las gentes de Medellín reprendan con actitud civilmente contestataria, no votando por los trapecistas de la política. Y que esa misma fecha si llegase a ocurrir, recuerden al doctor Eugenio Prieto Soto como aquél que abandonó el Capitolio para venirse a cazar uno de dos conejos, pero que no cazó ninguno porque el síndrome de Garzón lo había dejado ciego.