Por: Jaime A. Fajardo Landaeta

Las opiniones expresadas en esta columna, son responsabilidad de su autor

Pocos analistas del país han escudriñado el posicionamiento alcanzado por el Partido Liberal y su candidato Rafael Pardo después de las elecciones parlamentarias. Y lo digo porque mantener en el actual nivel de beligerancia la bancada en el Congreso de la República es un hecho significativo, que de paso demuestra que de nada sirvieron las trapisondas del Gobierno sobre la colectividad, el transfuguismo de última hora, las prebendas otorgadas a ciertos dirigentes de la organización y la ofensiva política desatada desde las altas esferas del ejecutivo para tratar de aniquilarlo en la pasada campaña. Se dice, en círculos políticos, que el aniquilamiento del Partido Liberal estaba en el mismo nivel de prioridad que el arrinconamiento que se hizo de las Farc- ep por parte del uribismo.

 

 

El ejemplo más claro lo constituye el señor Rodrigo Rivera, de quien llegó a afirmarse que fácilmente podía llevarse para el uribismo a más de veinte parlamentarios, lo que finalmente no sucedió: se quedó aislado en el desierto de su propuesta política y mal acomodado porque ahora le han enrostrado que en algún momento afirmó, sobre el candidato que hoy acompaña, que debía asumir las responsabilidades políticas originadas en los falsos positivos. Esperemos los pronunciamientos de los organismos internacionales de justicia sobre el tema.

Pero siguiendo con los logros del Partido Liberal podemos afirmar que la designación de Aníbal Gaviria como formula vicepresidencial le da un nuevo aire a la candidatura de Pardo: en este acierto no cabe duda alguna, ya que los más de 230.000 votos que obtuvo en la consulta liberal seguramente reforzarán las aspiraciones del candidato y además le aportan un potente caudal de votos paisas en una región en donde el aspirante liberal no estaba bien posicionado.

Ahora corresponde a la formula Pardo – Gaviria presentar propuestas novedosas que permitan aglutinar un buen número de ciudadanos alrededor de su propósito de llegar a la segunda vuelta electoral. Y no debe acudir al socorrido discurso de consolidar la seguridad democrática, porque la opinión pública ya conoce que en esos asuntos Rafael Pardo tiene mayor experiencia que los demás candidatos, porque fue el primer Ministro de Defensa civil y comisionado de paz. Además, porque apoyó esa política pero hizo oportunos reparos a algunos de sus postulados, pero también porque ese espacio ya esta copado. Ante todo porque ahora se requieren iniciativas que movilicen ampliamente al electorado y una de ellas debe girar alrededor de una intensa y audaz política Social y de calidad en el empleo.

La generación de nuevos puestos de trabajo con calidad implica que el Partido Liberal, además de asegurar que acelerará el aparato productivo y por ende el crecimiento económico, trabajará para que éstos garanticen ingresos a la población y den confianza a los empresarios y a la comunidad internacional que ve en nuestra economía una fuente real de negocios.

En conjunto la Política Social debe ser el faro que oriente e ilumine la estrategia electoral de Pardo, como bien lo hizo esta semana pidiéndole a la corte constitucional que declare inexequible los decretos de la emergencia social dictados por el gobierno nacional.

La formula Pardo – Gaviria también debe comprometerse con una valerosa promesa en materia de política agropecuaria que contrarreste los efectos negativos del programa Agro Ingreso Seguro y le garantice una mayor proyección a ese sector.

Por último, recordemos que así se trabaje por materializar una amplia política internacional mucho más global y una diversificación de los mercados que nos aleje de los tentáculos de los presidentes de Venezuela y Ecuador, esa iniciativa no dará resultados a corto plazo porque todavía nuestros mercados dependen en gran medida de esos dos países. Además, el candidato Juan Manuel Santos no es el mejor representante para mantener o ampliar tales mercados, ni siquiera con los EEUU, y mucho menos para consolidar una política económica internacional que sea garante de los derechos humanos; de ahí la responsabilidad política que le cabe en el espinoso asunto de los llamados falsos positivos. En este terreno el Partido Liberal puede presentarse con unas credenciales muy transparentes y sin perjuicio alguno.

A punto de salir al aire esta columna conocimos los resultados de la encuesta realizada por varios medios de opinión, sus resultados no modifican para nada los argumentos aquí esbozados. Podemos decir que son el reflejo de una gran exposición ante los medios y la opinión publica de los dos candidatos que puntean en ellas, producto de la consulta conservadora y de otro lado de la definición de participar activamente en la campaña electoral por parte de Santos luego de hundido el referendo reeleccionista.

Este es un periódico independiente y pluralista, que admite todas las opiniones, siempre y cuando no vayan en menoscabo de la Constitución, de la Ley y de la diversidad de derechos de los colombianos. Usted también puede expresar la suya.

sinergiainformativa@gmail.com