Por: Carlos Mauricio Jaramillo Galvis
Desde hace décadas el tema del calentamiento global viene obligando a los científicos y grupos de investigación a darle soluciones a este problema y tratar de estabilizar las concentraciones de CO2 en la atmósfera.
Desde hace décadas el tema del calentamiento global viene obligando a los científicos y grupos de investigación a darle soluciones a este problema y tratar de estabilizar las concentraciones de CO2 en la atmósfera, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero.
Los expertos han sugerido variadas fórmulas: fertilizar los océanos con hierro, desarrollar árboles artificiales que capturen estos gases, alterar el comportamiento y forma de las nubes para que reflejen en gran cantidad la luz solar, provocar erupciones volcánicas de forma artificial, recubrir los glaciares para evitar su derretimiento, siembra de plantas con hojas brillantes para reducir el albedo terrestre, ubicación de una red de espejos orbitando la Tierra capaz de reflejar la luz del Sol de acuerdo a las necesidades de nuestro planeta, entre muchas otras de gran interés.
En la lucha contra el calentamiento global lo que se pretende es estabilizar la alta concentración de CO2 atmosférico y la llamada geoingeniería de nuevo vuelve a estar presente con el objetivo de impedir que la temperatura suba más de dos grados Celsius sobre los niveles denominados preindustriales, que en los últimos 100 años señalan un incremento promedio de 0,7 grados por encima de los niveles señalados.
Registros meteorológicos fiables sobre el calentamiento global comenzaron en 1850, indicando que los años 2009, 2007, 2006, 2005 y 1998 han sido los más cálidos (de acuerdo con la OMM), demostrando que la tendencia al incremento de la temperatura terráquea es clara y que podríamos acercarnos más rápidamente de lo que creemos, al punto crítico en lo que respecta al cambio climático.
Los científicos señalan que la geoingeniería podría ser una potencial herramienta para descarbonizar la economía del planeta utilizando la física y la química para manipular el clima, obviamente con defensores y detractores de las técnicas que se formulan a través de esta herramienta. Por ejemplo, se propone el uso de aerosoles estratosféricos, compuestos de azufre brillante que al pulverizarse en los estratos altos de la atmósfera ayudarían a reflejar la luz solar, siendo una técnica de fácil aplicación y muy barata.
Otra fórmula basada en geoingeniería expone la posibilidad de interferir los patrones de lluvia (sin utilizar chamanes) y de viento para producir el denominado blanqueamiento de nubes. La técnica requiere de una flota de buques dedicados a pulverizar un aerosol compuesto de agua de mar, que una vez evaporado provocaría la formación de cristales de sal muy brillantes, reflejando de esta forma la luz del sol y dirigiéndola al espacio.
Otra propuesta que parece salida de los estudios de Hollywood consiste en poner en órbita espacial una sombrilla de tamaño colosal para bloquear la luz solar. La idea se desarrollaría con el uso de millones de pequeños espejos, pero se considera muy costosa.
En cuanto a las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (sumideros de carbono), el Instituto de Ingenieros Mecánicos del Reino Unido propone adherir a la fachada de los edificios tubos llenos de algas, que se encargarían de absorber el CO2 y luego esta biomasa puede convertirse en carbón vegetal y enterrarse.
Otro sumidero de CO2 son los bosques que actualmente vienen desapareciendo a velocidades vertiginosas por razones ya conocidas por todos y, ante este retroceso vegetal, algunos investigadores proponen plantar árboles artificiales. Según cálculos realizados por científicos ingleses, un “bosque” de 100.000 árboles artificiales podría contribuir a reducir las emisiones de este gas en diez o quince años.
La característica fundamental de estos árboles estriba en que poseen un filtro que captura el CO2 atmosférico y luego lo adhieren a un material absorbente para luego almacenarlo bajo tierra tal como lo hacen las empresas generadoras de CO2 y lo entierran con técnicas ingenieriles.
El problema del incremento de la temperatura no da espera y las fórmulas propuestas son motivo de debate por parte de la comunidad científica mundial. Necesitamos prontas soluciones.