Gustavo Salazar

Por: Gustavo Salazar Pineda

En tanto millones de mujeres y hombres madrugan cada mañana y corren en dirección a sus frustrantes y monótonos trabajos en los que devengan sueldos miserables que no les alcanza para cubrir sus mínimas necesidades personales y menos las de sus familias, ocurre en Pakistán, China, Turquía, Bangladesh y otros países en los que la mano de obra se explota inmisericordemente, muchos de esos obreros y trabajadores laborando en alta mar por la dormida y la comida, situación similar que viven los trabajadores de América Latina, unos pocos privilegiados se embolsillan millones de dólares que engrosan sus ya acaudaladas cuentas bancarias por actividades en las que el intelecto, el saber y el talento no son propiamente las cualidades de estos nuevos ricos.

Humillante, degradante y oprobioso resulta el saber que en estos tiempos ciertas y famosas personas se enriquecen a causa de crear escándalos mediáticos, bien sea mostrando sus glúteos y otros atributos físicos en público, aun cuando su talento artístico no de para tanto.

Nadie niega que la famosa Lady Gaga tiene un poco de vena artística, pero ella que lo supo desde la adolescencia, lo que vende y produce millones por centenares es el mostrarse excéntrica, irreverente y provocadora en los videos que con extravagante indumentaria muestra al mundo.  Ella, que desciende de negociantes italianos afincados en Nueva York, ha sabido explotar el escándalo libidinoso para ganar millones a montones.

Su cuasi paisana, Madonna, también con ascendencia  italiana, ha aprovechado la vena comercial de los peninsulares y mediterráneos mercaderes de la bota itálica para hacerse una artista del baile y el canto, pero más para realizar grabaciones rayanas en la pornografía y así elevarse a la categoría de Diva o Diosa de los escenarios a la par que convertirse en multimillonaria en dólares.

La famosa revista Forbes se encarga de hacer que el listado de multimillonarios se acreciente cada día más, registrando los nombres de quienes tienen como meta última amasar fortunas a costa de manipulaciones mediáticas que incitan a las masas de ignorantes jóvenes y adolescentes que consumen los productos de estos advenedizos de la fortuna sin importar al calidad de los productos que venden, la actividad que realizan o los oficios que ejecutan, lo que importa es aparentar ser el mejor, ser el más talentoso en lo que se hace.   El mensaje directo para la juventud y las nuevas generaciones es nada gratificante ni aleccionante:   lo que importa es ganar dinero por cualquier método sin que la calidad artística cuente mucho en última instancia.

En consecuencia, en el top de los famosos y los nuevos ricos se encuentran personajes de la farándula, el espectáculo, la música y los deportes, tal vez como lo dije en pretérito escrito, con algún talento pero que son sobredimensionados en lo que hacen por los áulicos de algunos medios de comunicación que a su vez encuentran en su labor una buena cantera para ganar sumas millonarias en euros y dólares.  Cabe preguntar cuántos de los millonarios que Forbes exalta y eleva a la categoría de semidioses, obtienen sus ganancias del saber, del ejercicio decente y consagrado de una profesión, ocupación o actividad de las tradicionales en todos los tiempos.  Sabido es que los poetas, cantautores y talentosos creadores de música u otros artistas viven una vida miserable y mueren en la completa ruina.  Por el contrario, el o la que baila, canta y forma un grupo musical con un poco de suerte y mucha publicidad se forra de dinero en poco tiempo.  Shakira y Juanes están lejos de ser los artistas talentosos capaces de competir con otros del continente y de otras generaciones y estar por encima sus capacidades artísticas.  Hasta el manager colombiano, Fernán Martínez, impulsador de la carrera artística de nuestro cantante paisa, tuvo la hidalguía de reconocer que su antes protegido y mimado artista había sido inflado mediante trucos publicitarios y de marketing.  Quisiéramos escuchar otras confesiones de directores y manejadores de imagen de los grupos musicales que en el presente arrasan en ventas o de futbolistas o basquetbolistas tenidos como los más sobresalientes del planeta.  La publicidad y el marketing es un arte engañoso de vender un producto sin que sea necesariamente el mejor a millones de consumidores en el planeta.

La última publicación de Forbes que con buen tino analizó la revista Semana del mes de julio de 2016, se encarga de probar que el mundo anda al revés y que no es el intelecto, el saber, el estudio y la consagración las causas para que las gentes de estos tiempos se enriquezcan y que la consigna del Ministerio de Educación de Colombia, no pasa de ser una engañifa para incautos, pues aquel slogan de estudiar y que ser pilo paga no cuenta en la vida cotidiana.

Los verdaderos atletas y héroes del deporte son los ciclistas, personas que sí se ganan el dinero con excesivo esfuerzo, dado que pedalear hasta siete horas en una bicicleta durante varios días y con todos los climas extremos inhumanos, es gesta de verdaderos campeones, así sea el último de la carrera, pero que rara vez aparece uno de ellos como el que más gana dinero.

Los futbolistas ejercitan un deporte menos rudo, colectivo y no tan exigente como los ciclistas y ellos, cuando logran entrar a la élite mundial, facturan por centenares de millones de euros y de dólares, muchas veces más como modelos y publicistas que como deportistas.

Que el mundo es un circo en que los payasos supremos son algunos personajes del deporte, la música y la farándula (muchos políticos lo son y no ganan mucho, pero son verdaderos artistas en defraudar las arcas de los estados), lo demuestra la lista de los nuevos ricos que facturan por docenas y varios dígitos millones de dólares, que es la moneda estándar para tenerlos como tales.

Pero muchos de los advenedizos millonarios no logran ser siquiera arlequines y payasos.  La conclusión es la de la revista Semana de Colombia:   que no se revela la vergonzosa situación de la joven Kim Kardashian, quien sin ser ninguna profesional exitosa en nada y por su apellido y el clan familiar al que pertenece, sin saber hacer nada, ganó en un año lo que millones de obreros no devengan en el mismo tiempo trabajando como verdaderos esclavos.

Ese es el mundo de hoy en el que miles de otros arlequines ejercitan altos cargos y el pueblo anestesiado e idiotizado les rinde culto como grandes y ejemplares benefactores de muchos países.