Algunas noticias aparecen en los medios y poca importancia o trascendencia les damos a sus contenidos. El pasado 9 de los corrientes el periódico El Colombiano dijo, citando al gerente del Instituto para el Desarrollo de Antioquia, que “El Idea seguirá respondiendo a los requerimientos de los 125 municipios de Antioquia, entre los cuales tiene colocada una cartera de 280 millones de dólares que, ahora, se propone vender a varios bancos internacionales para obtener liquidez”.
Esta noticia nos está reflejando que el Instituto no está en capacidad de seguir manteniendo una porción tan grande de su portafolio tan concentrado en inversiones muy ilíquidas de largo plazo, como su participación en la Hidroeléctrica de Pescadero y que la captación de depósitos subsidiados que le está entregando el Departamento se está agotando. Todo esto lo habíamos dicho desde que el Idea se metió en el embeleco de comparar las acciones de la entonces llamada empresa de Pescadero Ituango. Pero además, supongo que el Idea tiene que pensar en resolver el problema estructural que tiene por la diferencia de plazos entre sus activos (largo plazo) y sus pasivos (corto plazo). Es necesario pensar qué va a pasar si el Departamento no puede seguir entregándole depósitos al cero por ciento, porque están bajando los excedentes de liquidez. La otra consecuencia de la venta anunciada es que seguramente generará una pérdida porque la cartera del Idea, por su misma razón de ser, está colocada a tasas inferiores a las del mercado por fomento a los municipios. Cuando la razón de ser del Idea es otorgar créditos de fomento a los municipios, no entiende uno por qué vender cartera. Un banco comercial tiene regularmente en cartera de crédito una suma superior a diez veces el valor de su patrimonio. El Idea tiene una cartera de crédito que equivale a menos de dos veces el valor de su patrimonio y está teniendo problemas de liquidez. No existe lógica alguna. La venta de la cartera, para ser llamativa para un banco comercial, tiene que ser entregada en condiciones muy desventajosas para el Instituto. Seguramente en los meses siguientes a la compra de la cartera, el Idea se verá boyante, pero después de la rasca viene el guayabo. El gigantismo desmedido, el crecimiento momentáneo que no obedece a políticas estructurales serias y estables, conduce irremediablemente al colapso. Ya se ha advertido y nadie parece o quiere entenderlo.
El Idea y todos los otros INFIS deberían ser vigilados por la Superintendencia Financiera. No es prudente tener estos organismos sujetos a los riesgos de toda clase de politiquerías internas, como ruedas sueltas en el sistema financiero. Hay que tener en perspectiva que el Idea es una entidad muy pequeña si se compara con otros jugadores del sector financiero en Colombia, claro que tiene ínfulas de gigante. Mientras el Idea tenía una cartera de 516.000 millones de pesos al cierre de 2008, el Banco de Colombia tenía 26 billones de pesos y un banco mediano como Colpatria tenía cinco billones, algo así como 10 veces el Idea.
Supongo que la cartera de 280 millones de dólares es el aval que ha entregado el Idea para el crédito por 50 millones de dólares que tramita con la Corporación Andina de Fomento. Si fuera de vender la cartera y de hacer un crédito multimillonario, se tienen inversiones cuantiosas que son improductivas como las de Pescadero, estamos caminando sobre el filo de la navaja.