Por: Fabio Humberto Rivera
Las anteriores reformas laborales golpearon financieramente al Instituto del Seguro Social.
Hoy, de unos 8 millones de cotizantes cerca de 7 millones cotizan a los fondos privados y sólo un millón al Instituto del Seguro Social.
Hoy, los fondos privados responden por 40 mil pensionados, mientras que el I.S.S. debe responder por aproximadamente un millón de jubilados, como quien dice: Los fondos tienen la plata y el I.S.S. a los pensionados.
La propuesta de ampliar la edad pensional es descarada y arbitraria, busca resolver el problema de infidelidad vendiendo el sofá.
Un sistema de pensiones es sostenible en la medida que tengamos más cotizantes activos por número de jubilados y eso no lo busca la propuesta.
Colombia tiene más de 8 millones de personas entre la informalidad y el desempleo, es allí donde el Gobierno debe hacer las reformas que logren llevar a unos 3 millones de personas al empleo formal para que así tengamos en el mediano plazo 11 millones de cotizantes activos que le darían mayor sostenibilidad a nuestro sistema pensional. La imposibilidad de jubilarse, la falta de empleo, la edad en 57 años para mujeres y 62 para hombres, el aumento a mil 300 semanas y la poca estabilidad laboral son barreras suficientes para lograr una pensión en este país. Y los que logran jubilarse lo hacen con un salario mínimo.
Ahora bien, pretenden los fondos privados quedarse con todos los futuros cotizantes y dejar que el I.S.S siga su agonía hasta su muerte definitiva, quieren que los pocos colombianos que puedan jubilarse no puedan disfrutar de su merecido descanso.
Desconoce acaso el director de Planeación Nacional que a los 60 años se sufre de hipertensión, diabetes, depresión, disfunción eréctil, entre otras patologías.
Cómo compara la expectativa de vida entre países europeos y Colombia, cuando así se viva el mismo número de años la calidad de vida es totalmente diferente.
Para esta iniciativa a todos les cae bien el refrán: “Tras de gordos, hinchados”.