Por: Esteban Restrepo.

En marzo de 1992, el presidente de Colombia César Gaviria hizo un anuncio que parecía insólito: el país no tenía la suficiente energía para el consumo cotidiano de sus habitantes, pues el fenómeno del niño causó grandes sequías en los embalses de proyectos hidroeléctricos y por ende menor generación de energía; también coincidió con que la represa del Guavio (Cundinamarca) venía con retrasos, sobrecostos y corrupción al interior de la empresa, “un descalabro gerencial de 350.000 millones de sobrecostos” de la época, como lo titularon los medios ese año.

Dos meses después el gobierno anunció algo aún más insólito, para ahorrar energía durante horas del día, el horario en el país cambiaba, las 12 de la noche del día siguiente ya no serían las 12 sino la 1 de la mañana y así sucesivamente. Es decir, las personas que se levantaban a las 5 de la mañana normalmente y salían de sus casas mientras amanecía, ya les tocaba levantarse a las 4 de la mañana realmente y salir en la oscuridad de la madrugada, sin embargo en sus relojes que ya habían sido adelantados manualmente por instrucción del gobierno, marcaban las 5 am. A esto le llamaron “La hora Gaviria” y duró 11 meses.

Desde ese momento en Colombia se han venido construyendo nuevos proyectos de generación energética eléctrica. Hidroituango por ejemplo, es actualmente el proyecto más importante del país, con su funcionamiento podría mover energéticamente a un país como Panamá o Costa Rica, generará el 17% de la energía de toda Colombia y ayudará en parte a disminuir la tarifa de servicios públicos al entrar en operación las primeras dos turbinas con una capacidad total de 600 MW para la oferta nacional de energía. El proyecto tiene sobrecostos de 10 billones de pesos de los se lograron recuperar 4,3 billones de los responsables, algo histórico en Colombia, sin embargo aún faltan más de 6 billones por recuperar que no pueden quedar en el olvido y menos en los bolsillos de empresarios y políticos corruptos.

La agonía llegará a su fin. Las primeras dos turbinas de ocho ya están completamente listas para su funcionamiento. En pocos días, cuando se termine el protocolo de evacuación preventivo de comunidades aguas abajo, esa imagen del 12 de mayo de 2018 cuando los trabajadores del proyecto huían para salvar sus vidas tras la emergencia, se transformará. En las portadas de los periódicos y los portales internacionales estará la imagen del funcionamiento de Hidroituango, un orgullo antioqueño que le regresará la tranquilidad a los colombianos, abaratará la tarifa de energía en el país y pondrá en desuso por lo menos 3 termoeléctricas a gas y a carbón que generan gases de efecto invernadero.