Margarita María Restrepo

Por: Margarita María Restrepo

La paz estable y duradera que tanto cacarea el gobierno de Santos se construye desde la verdad, no desde el tinglado de falsedades que día a día llegan desde La Habana. Ese proceso, cubierto por el misterio y por las concesiones por parte del Estado representado por los negociadores de Santos, no ha logrado un mínimo de sinceridad por parte de los sanguinarios genocidas de las Farc.

Comenzaba el año y anunciaron que desvincularían a la totalidad de los niños que tienen en sus filas. No lo han hecho. Así mismo, aseguraron que solamente devolverían a los menores de 17 años, lo cual es una absoluta atrocidad. Y cerraron la farsa anunciando que en su poder no había más de 15 niños y que todos ellos estaban en la guerrilla por voluntad propia por cuanto ellos, los terroristas, les prestan servicios de guardería, cuidado y protección.

La cadena de falacias continuó. Le aseguraron a los incautos negociadores de Santos que de una vez y por todas se iniciaría un proceso gradual e irreversible de desminado. El señor De La Calle y sus compañeros aplaudieron desaforadamente y celebraron como si, en efecto, se tratara de una gran victoria. Y lo sería si la oferta de la guerrilla fuera real. Pero como todo lo de esa banda de criminales, resultó falsa. Aparte del anuncio, no hemos visto que las Farc quiten una sola mina. Muy al contrario: en el departamento del Cauca continúan sembrando minas con total libertad.

Lo de Cuba es un diálogo de mentirosos. En una esquina de la mesa, el gobierno de Santos, reconocido por su alergia a la sinceridad, y en la otra los voceros de la banda mafiosa y asesina que ha llenado de dolor a nuestra Patria durante 50 años.

Esta semana, que tuve oportunidad de conocer a mujeres que han sido quemadas con ácido y en la que además registramos la frustrante noticia de que el determinador de la violación a la periodista Jineth Bedoya fue dejado en libertad, debemos sumar la más cínica de las declaraciones que le he oído a los terroristas de las Farc: que en sus campamentos no se cometen abusos sexuales contra las mujeres.

Son muchos los informes internacionales que registran la manera como la guerrilla recluta mujeres menores de edad para convertirlas en esclavas sexuales. Se trata de niñas indefensas que son violadas sistemáticamente por los jefes del terrorismo, que son obligadas a utilizar dispositivos anticonceptivos, pero que cuando por alguna razón resultan embarazadas, son sometidas a abortos practicados en medio de la selva y sin un mínimo de cuidado sanitario.

La jefe del terrorismo que vive plácidamente en Cuba, Victoria Sandino, declaró que las Farc permiten la libertad sexual en sus filas y que los casos de violación son castigados con severidad, llegando a la imposición de la pena capital a quien incurra en dicha práctica.

Si eso fuera cierto, las mismas Farc habrían tenido que fusilar a Márquez, a Simón Trinidad, a Alfonso Cano, a Andrés Paris y a Pastor Alape, algunos de los cabecillas de esa organización que han sido oportunamente denunciados por mujeres violadas que lograron escapar de las garras tenebrosas de la guerrilla.

Pero las Farc mienten y el Gobierno, también mentiroso, prefiere hacerse el de la vista gorda con tal de no contrariar a sus interlocutores. Veo muy débil y muy poco duradera esa paz que edifica Santos y cuyo cimiente es un sartal de falsedades que nada le aportan a la reconciliación de los colombianos.