Por: Fabio Humberto Rivera Rivera
Concejal de Medellín
El Alcalde de Medellín y el Gobernador de Antioquia fumaron este sábado la pipa de la PAZ por el bien de Antioquia y por el bien de Medellín.
Los acontecimientos de los últimos seis meses que para los ciudadanos de a pie pueden pasar como si nada fuera, habían venido generando un clima no apto para la gobernabilidad local y regional.
La toma hostil que el IDEA hizo al comprar por unos valores que tendrá que explicarle a la opinión pública, las acciones de los socios minoritarios para hacerse al control del proyecto Pescadero Ituango, desconociendo que hace apenas dos años las EPM de manera voluntaria y teniendo más del 53% del proyecto, no hizo una capitalización que permitió al IDEA y al Departamento de Antioquia pasar de tener el 33% al 44% de las acciones y EPM en un acto generoso para construir confianza se bajara al 44%; la pelea reciente con las ligas donde directa o indirectamente participaron Municipio de Medellín y Departamento de Antioquia, las discusiones permanentes en el Área Metropolitana donde los dos mandatarios aparentemente se entienden, pero los alcaldes no respaldan lo propuesto por ellos, los reclamos del departamento cuando están en las regiones para que EPM invierta sus utilidades allí, conociendo como deben conocer que constitucional y legalmente la municipalidad no puede invertir sus recursos por fuera de sus límites y que para poderlo hacer apropia presupuestos importantes para el Área Metropolitana y la no atención oportuna por parte del Servicio Seccional de salud de los pacientes de Medellín. Podría enumerar más puntos de desencuentro entre nuestras principales autoridades, pero prefiero dejarlo así, para rogar porque la reunión de este sábado entre el Gobernador de Antioquia y el Alcalde de Medellín, sirva para impulsar y acelerar la ejecución de los proyectos que nos benefician a todos: Pescadero Ituango, los cuatro kilómetros que faltan entre el Túnel de Occidente y Colpisos en la Carrera 80 , la Regional del Norte, la financiación del proyecto vial Barbosa – Don Matías y Barbosa – Cisneros, la doble calzada Tricentenario – Solla, los acueductos de Urabá, Oriente y Occidente, el Puerto de Urabá y la planta de tratamiento de aguas residuales.
Desde luego que se requiere para el futuro mayor cooperación entre ambos, construir confianza sincera, abierta, transparente, que ponga por encima de cualquier consideración los intereses de los tres millones y medio de habitantes del Valle de Aburrá y de los más de seis millones de Antioqueños.
Ojalá que el haber fumado la pipa de la paz sirva también a los Alcaldes desde Caldas hasta Barbosa para que en problemas comunes como seguridad, contaminación ambiental, movilidad y transporte entre otros, trabajemos en la misma dirección.
Como vemos, vienen como anillo al dedo los adagios: Después de la tempestad viene la calma, respaldando los buenos propósitos que plasmaron los dos mandatarios y que a los servidores públicos no les queda bien actuar bajo la premisa de que el fin justifica los medios.
Medellín, 21 de julio de 2008