Reaparecen las tulas de dinero

Por: Ramón Elejalde Arbeláez

Varios candidatos y dirigentes políticos han denunciado en los últimos días la presencia de aspirantes al Senado y a la Cámara que hacen campaña con el único argumento que su mediocridad les permite: El dinero.

La inmensa mayoría de estos señalamientos van dirigidos a los partidos uribistas nuevos denominados PIN y ADN. Me llamó poderosamente la atención el documento que publicó, con mucho valor civil en su página web el aspirante conservador al Senado de la República doctor Carlos Mario Montoya Serna y que tituló “A veces llegan cartas”.

El médico Montoya dice: “El pasado 17 de enero me llegó un comunicado del cual transcribo varios apartes. Si bien éste refleja lo que pasa en la política colombiana, no deja de ser útil comentarlo porque es justamente la razón de muchos de los problemas y del desprestigio de la actividad política. Dice el mensaje: ‘Analizando las diferentes propuestas que los partidos nuevos me están ofreciendo, me permito comunicarle mi retiro de su campaña al Senado. He tenido ya las propuestas del PIN, ADN, (…) en donde me han ofrecido para colaborarles en su campaña al Senado y Cámara la suma de un millón de pesos por cada mes que falta o sea un millón por enero, otro por febrero y por marzo otro millón. Lo mismo a mis líderes populares de barrio o de pueblos, a quienes les han ofrecido la suma de 300 mil pesos a cada uno, por cada mes. Veo que su campaña doctor Carlos Mario no atiende los requerimientos económicos de la misma, en nuestra región. No sé cómo sea en otras regiones. Debido a ello, me permito renunciar al apoyo a su campaña al Senado a partir de hoy’”. Deja entrever el escribano negociante que se va del lado del doctor Montoya para recibir los dineros que le ofrecen otros partidos. Como es obvio en un candidato decente, el doctor Carlos Mario rechazó la propuesta enviando al carajo al atrevido politiquero y anunció en su publicación virtual que entregaba las pruebas a las autoridades competentes para la investigación pertinente. También deja constancia en su escrito de denuncia que el renunciante no hace proselitismo en regiones conocidas por su proverbial corrupción política, ni en Antioquia. Yo agrego que la compraventa de votos y especialmente la compra de pequeños dirigentes regionales ya no es asunto exclusivo de algunos lugares de Colombia. Ese mal ya hizo metástasis en todo el territorio nacional.

La Alianza Democrática Nacional –ADN– surge del cambio de nombre de Colombia Viva, mediante la resolución del Consejo Nacional Electoral distinguida con el numero 1116 de 24 de diciembre de 2009. Colombia Viva en la práctica se vio menguada por la detención de casi todos sus dirigentes por sus relaciones con grupos de irregulares. Todos los medios han señalado al actual gobernador del Valle, Juan Carlos Abadía como el cerebro de su creación.

El Partido de Integración Nacional –PIN– es también el producto del reciclaje del tristemente famoso Convergencia Ciudadana, un partido desprestigiado por las pilatunas de casi todos sus dirigentes, incluyendo a su fundador, que están investigados o condenados por sus relaciones con grupos irregulares.

ADN y el PIN son los vagones traseros del tren uribista, encargados de recibir lo que por cierto pudor rechaza el partido de la U.

Las historias de dinero en abundancia que están contando en Santander, la Costa Atlántica, Tolima y en Valle del Cauca son realmente preocupantes, pero también existen tenebrosos comentarios en Antioquia que los ciudadanos de bien y las autoridades están en la obligación de investigar y los conocedores deben tener el valor civil para denunciarlos a la opinión publica, tal como lo hizo el doctor Carlos Mario Montoya Serna. La Fiscalía y el Consejo Nacional Electoral tienen trabajo, es necesario que lo acometan ejemplarmente para que no repitamos la historia.

Notícula. El precandidato conservador Andrés Felipe Arias negó este viernes en un noticiero de televisión,  la existencia de tulas de dinero para comprar jefes políticos. Le recomiendo al doctor Arias leer la página web de Carlos Mario Montoya (www.carlosmariomontoya.com) o darle una llamadita para que se entere de primera mano, de lo que está pasando.