Por: Ramón Elejalde 

Maná es tal vez uno de esos programas sociales que en forma más directa impactan a las clases populares. En Antioquia se logró reducir al máximo las muertes de niños por físico hambre y para lograr este objetivo las administraciones de Guillermo Gaviria, Eugenio Prieto y Aníbal Gaviria le dieron impulso y transparencia al proyecto.  Durante la actual administración se decidió cambiar el sistema operativo de Maná y con esta decisión están acabando con los objetivos del programa.

La compra de los productos necesarios que deben llegar a los niños dejó de ser un manejo directo del Departamento, en convenios de cooperación con entidades como Cáritas Diocesanas, tal cual sucedió en el pasado, para entregarse a un operador privado, que como es apenas obvio tiene que obtener ganancias por su trabajo. Esas utilidades del sector privado, obviamente castigan a los niños que ven reducida sus raciones. Inicialmente figuró como operador la empresa Crecer con amor, a la que algunos alcaldes llamaron Crecer con dolor y que resultó un completo fracaso por su inexperiencia en este tipo de servicios. Este año y por pocos meses, manejó la distribución de alimentos Comfenalco, empresa seria y con experiencia, lo que se tradujo en una mejoría en la prestación del servicio. Lamentablemente en una licitación posterior para escoger el operador definitivo del programa se seleccionaron empresas del Valle y de Bogotá, sin experiencia alguna en el tema y que además se ganaron la licitación cuando ni siquiera conocen la realidad del Departamento.

Los productos para la alimentación de los niños están llegando a los municipios en condiciones lamentables de descomposición, o son de marcas no reconocidas en el mercado. A pesar de la promesa del candidato Ramos Botero de ampliar el programa Maná a la época de vacaciones, este se ha visto suspendido en varias ocasiones y los municipios han tenido que entrar a sufragar los costos del mismo. Uno de los subprogramas de Maná es el llamado Recuperación Nutricional Ambulatoria (RNA) que les entrega mercados a los niños que padecen fuerte desnutrición, pues este programa fue suspendido durante seis meses en este año y la cantidad de mercados enviados a los municipios con este fin fueron dramáticamente reducidos para algunos municipios.

Con mucho valor civil el diputado Alfaro García Mejía ha venido denunciando situaciones anómalas y graves con el programa Maná, inexplicablemente los medios han guardado silencio a pesar de que el Diputado aportó fotos del estado lamentable en el cual se reciben los alimentos para los niños en los municipios. Hay municipios, como San Juan de Urabá, donde los niños de algunas veredas alejadas tienen que pagar hasta 500 pesos cada uno para sufragar los gastos del transporte de su alimentación. En Nariño, para no citar sino uno de múltiples ejemplos, los alimentos “están llegando podridos y no se pueden utilizar”. Tengo en mi poder documentos donde los padres de familia y/o los educadores se quejan por razones diversas: 1- Los mercados llegan incompletos. 2- La carne es de muy baja calidad y muchas veces llega descompuesta. 3- Compra de alimentos en lugares que no cumplen con las mínimas normas de higiene. 4- En el colegio Las  Américas de Chigorodó se han presentado intoxicaciones alimentarias por dos ocasiones. 5- En Yarumal fueron decomisados 400 kilos de bienestarina en poder de criadores de cerdos. 6- En algunos municipios se han tenido que decomisar productos  por incumplimiento de normas sanitarias. En fin, me haría interminable con la serie de acusaciones, muchas de ellas en proceso de investigación por las mismas autoridades del Departamento. En este caso no solo el Gobernador debe tomar medidas, pues hoy Maná depende directamente de su Despacho, sino también Bienestar Familiar, la Procuraduría, la Superintendencia de Salud, y por supuesto, la Contraloría. Es lamentable que un programa social que ha sido modelo en un tema tan sensible hoy sea una vergüenza para los antioqueños.

Notícula. Queda notificado Álvaro Vásquez Osorio que no me va a silenciar. Que continuaré con mi empeño de hacer oposición seria y documentada. Que tengo mis manos limpias y siempre las he tenido. Que mi modestísimo patrimonio está al escrutinio público y es modesto por cuanto jamás utilicé el servicio público para pedir coimas, hacer negocios, ni para enriquecerme. Por mi inexperiencia, en mi juventud, un vivo se llevó seis mil pesos. Ese es el karma que cargo hace 42 años, tema sobre el cual ya se pronunció en 1996 el Consejo de Estado a mi favor y por unanimidad. Vásquez Osorio y el gobierno de Antioquia, bien harían en dar respuesta a mis serios cuestionamientos.