¡PLOP, CANNABIS!

Por: Francisco Galvis Ramos

Aquellos miserables de las Farc no conocen la Constitución ni por el foro y dando bramidos se levantan indefinidamente de la mesa habanera para considerar, dicen ellos, el mecanismo del referendo para la aprobación o improbación del hervido habanero. No les importa el constituyente primario y lo desprecian. Como en ciertos matrimonios, aquí se hace lo que yo diga, dicen las señoras.

Las Farc y sus secuaces pretenden saltar en garrocha sobre la Carta Política, contando con la torcida voluntad presidencial y la conciencia ahuecada del mandatario. Y véase que sí. De inmediato conspicuos voceros del brazo político de las Farc con asiento en el Congreso salieron a sentenciar en Twitter. De un lado el representante Cepeda dijo que “como lo había advertido, propuestas relacionadas con acuerdo de paz se deben consensuar en La Habana. Espero pronto se resuelva el escollo” y acto seguido su ad latere el senador Avellaneda agregó que “el gobierno Colombiano (sic) debe entender que está en una mesa de diálogo, no en una mesa de imposición, decisiones deben ser bilaterales”. Como se sabe, ambos comunistas de la línea stalinista.

Y nada de eso va a ser posible, porque van en contravía de la opinión que les es mayoritariamente contraria de los ciudadanos de Colombia.

Así como la presidencia está en sede virtualmente vacante, el Congreso se quedó sin oficio, el presidente Santos cada vez más resigna sus prerrogativas en las Farc y en los grupos de presión que le son afectos, que bien le pagan contratos, reajustes, licencias, prórrogas, reformas tributarias, beneficios arancelarios, sinecuras y prebendas, el Congreso, de constituyente y legislador soberano, pasó desvergonzadamente a protocolista de las vagabunderías convenidas en La Habana. Sobra el Congreso, a cerrar el Congreso, para nada sirve, no interpreta la voluntad del pueblo, no la representa. ¡Ahorremos!

Pero bueno, por fortuna contamos con Álvaro Uribe Vélez el insomne guardián de la heredad quien, con ahínco y valor civil, encabeza la revuelta política contra aquellos despropósitos y otras miserablezas. Toda una gesta civil destinada a salvar a la Nación del infierno de un Archipiélago Gulag, según la novela realista de Aleksandr Solzhenitsyn, y desde luego con la actitud decidida de un pueblo que no tolera que una minoría astuta, ignara y violenta tome por asalto sus sueños, su destino histórico, construidos por años con la propia sangre.

Winston Churchill, valiente primer ministro de la atormentada Inglaterra,  no ofreció a los conciudadanos más que “sangre, sudor y lágrimas” para contener la agresión alemana bajo Hitler. ¡Y ganó Inglaterra! Así la nación colombiana debe prepararse y enlistarse en el Centro Democrático para defender la Patria del eje Santos – Timoshenko, eje del mal.

Tiro al aire: hay que poner las convicciones en la punta de la pluma. ¡O no vale la pena!