El panorama de la aspiración presidencial en el partido Centro Democrático entró en una nueva fase de reacomodo político, tras recientes hechos que resultaron ser determinantes: la salida de la firma encuestadora Atlas Intel, contratada inicialmente para realizar la encuesta con la que se escogería al candidato único entre María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Paola Holguín, Andrés Guerra Hoyos y Miguel Uribe Londoño; la carta de Uribe Londoño en la que advertía presuntas fallas de transparencia, auditabilidad y representatividad en la metodología de dicha firma; y la decisión de la Colectividad de escoger “a dedo” al candidato único, en cualquier momento entre este jueves, 13 de noviembre de 2025, y el 6 de febrero de 2026.

Mientras ese escenario toma forma, el Centro Democrático ajusta sus propias cargas internas, que empiezan aliviándose un poco este viernes, 14 de noviembre, con la decisión de Andrés Guerra de retirarse de la contienda. Será, entonces, en torno a Cabal, Valencia, Holguín y Uribe que la Colectividad decida quién será su carta —o cartas, porque se dijo que podrían ser dos— para la consulta interpartidista del 8 de marzo, lo cual será definido entre hoy y el 6 de febrero de 2026, mediante cualquiera de los mecanismos que contemplan sus estatutos.

El proceso había quedado afectado por una controversia inesperada: la salida de la firma encuestadora Atlas Intel, contratada inicialmente para realizar la encuesta con la que se escogería un único candidato. La firma brasileña decidió retirarse alegando un “riesgo reputacional”, después de que un socio mediático en América Latina advirtiera posibles afectaciones a su imparcialidad si participaba en la medición interna del partido Centro Democrático.

La renuncia de Atlas Intel llegó en medio de una disputa pública detonada por Miguel Uribe Londoño, quien envió una carta interna al Director de Centro Democrático en la que advertía presuntas fallas de transparencia, auditabilidad y representatividad en la metodología de firma encuestadora. Incluso sugirió que Atlas Intel podría favorecer a la senadora María Fernanda Cabal, señalando que ya habría adelantado trabajos para empresarios colombianos cuyos resultados la ubicaban en el primer lugar, lo cual —según su interpretación— configuraría un posible conflicto de intereses.

La respuesta no tardó. El director del Centro Democrático, Gabriel Vallejo, pidió a Uribe Londoño explicaciones por versiones que indicaban supuestos acercamientos de su campaña a la misma Firma para solicitar mediciones de intención de voto para 2026, lo que terminó elevando la tensión interna.

Con el retiro de Atlas Intel, el Partido queda sin el instrumento externo que había considerado para zanjar la competencia, aunque no sin opciones. Desde sectores internos se plantea contratar varias firmas nacionales que permitan auditoría y veeduría estricta, como reclamó Uribe Londoño, con el propósito de garantizar credibilidad en el proceso.

Entre tanto, la dirigencia uribista insiste en que continuará “explicándole al País la inconveniencia del neocomunismo destructor” y socializando sus propuestas para “reconstruir a Colombia”, mientras, finalmente, define quién representará al Partido en la contienda presidencial de mayo, lo cual no está garantizado que sea uno de los cuatro precandidatos de Centro Democrático, pues el expresidente Uribe cree que para enfrentar al “neocomunismo” se necesita una alianza entre sectores que vayan desde Sergio Fajardo hasta Abelardo de la Espriella.

Esa fue la conclusión de la reunión entre el expresidente Álvaro Uribe Vélez y el director del Partido Liberal, César Gaviria Trujillo: la posibilidad de una “mega encuesta” o gran alianza interpartidista para escoger un candidato competitivo.

Lo cierto es que, entre reacomodos, tensiones internas y conversaciones interpartidistas, el Centro Democrático atraviesa uno de los momentos más decisivos de su historia: escoger una candidatura que no solo unifique a la colectividad, sino que logre seducir a los sectores del centro y la derecha que podrían sumarse a la “megaconsulta” que ahora impulsa Álvaro Uribe.