Balmore González

Por: Balmore González Mira

Las celebraciones de navidad y año nuevo son propicias para hacer balances del año que termina y fijarse propósitos en el venidero. Los aspectos más relevantes en uno y otro son los balances financieros, políticos, de salud, en educación, etc; y de economía familiar. Casi nunca hacemos balances sobre las virtudes practicadas a lo largo del calendario que se extingue ni nos fijamos metas en las que vamos a practicar durante el año que comienza. Esta sería probablemente una reflexión que nos dejaría en déficit en lo hecho, pero que nos permitiría fácilmente lograr las metas propuestas como retos para el nuevo año. Me expongo a hacer este escrito, salido de lo normal en estas páginas de opinión.

Si comenzamos por evaluar dos virtudes muy especiales como la Bondad y la Generosidad, podríamos revisar qué tanto lo fuimos durante el 2017;  estas se practican casi que inconscientemente, pero por lo general dejan un buen sabor interior y quien las posee, goza de una espléndida salud emocional. La Amabilidad y la Tolerancia, son escasas en muchos medios y podríamos decir que hasta van de la mano; por lo general, quien es tolerante es amable y viceversa; nada más agradable que llegar a cualquier lugar y encontrarse con personas amables y que meritorio es poder ser tolerante en estas convulsionadas épocas de agresión. La Humildad, virtud en extinción, conlleva un comportamiento casi innato, que nace con el ser humano, pues lo contrario, la soberbia, siempre se impone sobre la bella virtud de la humildad que es bien difícil de aprenderse en el camino, pero que ante ciertos eventos inexorablemente aflorará. La Responsabilidad es una gran virtud, fundamento casi, del accionar humano. Ser responsable implica hacer lo que corresponde, cumplir con lo establecido y el acatamiento a los reglamentos de la vida; esta virtud es el eje que mueve los progresos y el motor del ser y del deber ser.

Aunque dicen que la honradez es una virtud, este escaso comportamiento actual es más una norma de conducta; se es humilde de cuna, pero no necesariamente se es honrado por nacimiento; aquí se juega un papel determinante en la formación y en la ocasión, lo que finalmente podría definirse como una virtud que se adquiere del seno de la familia y se refleja en la sociedad. Existen muchas otras virtudes de las cuales podemos escoger como propósito de vida para el próximo año; algunos incluyen la justicia, el perdón, la cortesía, el respeto,  la confianza, la creatividad, entre muchas otras, lo cual se asumiría como un anhelo de vida y de comportamiento que llenaría de bienestar nuestra existencia.

Por lo que a mí respecta, he asumido desde hace muchos años, dos virtudes como fundamento de mi existencia, la Lealtad y la Gratitud, pues en mi sentir encarnan lo que no puede nunca olvidar el ser humano ni desconocer lo que otro haya hecho en su favor. Invito a mis amables lectores a escoger como propósito una virtud y asumirla como estilo de vida. Exitoso 2018.