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El 1 de agosto, la Jueza 44 Penal de Circuito con Funciones de Conocimiento de Bogotá, Sandra Liliana Heredia, condenó a Álvaro Uribe Vélez a 12 años de prisión domiciliaria por los delitos de soborno en actuación penal y fraude procesal. Los petristas  aplaudieron la decisión porque fue en Derecho. Los uribistas reaccionaron en contra porque fue una decisión politizada y, en consecuencia, procedieron a convocar a una marcha de protesta.

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¿Y entonces? ¿Confiamos o no confiamos en la Justicia? Cuando uribistas y petristas hablan de respeto a las instituciones, respeto a la Constitución y la Ley, respeto a la Democracia y respeto a la separación de poderes… ¿De qué tipo de respeto es que hablan?

Mejor dicho: ¿Cuál es el respeto que usted se tiene a usted mismo? ¿Por qué se deja engañar…? ¿Por qué se deja manipular…? ¿Por qué se deja mentir en la cara? 

Palabra que yo siento que nos creen -déjenme decirlo sin eufemismos, aunque suene maluco y nos duela-, nos creen estúpidos, idiotas e imbéciles… 

Pero es que nos dejamos ver la cara… Porque el que se crea esas incoherencias que unos y otros dicen sin vergüenza alguna, sí es un idiota útil, sin razón y sin criterio. Es un títere que se deja llevar sin voluntad propia.

Hombre, es que estamos en un Estado de Derecho. La Justicia debe obrar en Derecho. Un Juez tiene a la mano la Constitución… y las leyes… y la Jurisprudencia… y los principios -como el de presunción de inocencia de Álvaro Uribe Vélez-. Y sabe que hay que defender derechos -como el de la libertad de Uribe Vélez-. Y que la Ley es general, impersonal y abstracta, tanto que puso en el banquillo de los acusados y condenó en primera instancia a uno de los hombres más poderosos de Colombia: al expresidente, exsenador y líder del partido Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez.

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Ahora, es humano que los jueces se puedan equivocar… ¡Claro! 

Siendo consecuentes con la intención de la presente reflexión, hay que respetar el fallo de la tutela del Tribunal Superior de Bogotá mediante el cual, confiando en una decisión tomada en Derecho, el Alto Tribunal demostró que la jueza Sandra Liliana Heredia se equivocó, al decretar la prisión domiciliaria de Uribe Vélez. Y siendo consecuentes con la intención de la presente reflexión, hay que respetar el fallo de la condena de Uribe Vélez, en primera instancia, confiando en que fue una decisión tomada en Derecho por la jueza Sandra Liliana Heredia.

En fin, la emoción a la que recurren para vernos la cara es inevitable. Pero cuando caemos en la cuenta, la razón y la consciencia deben prevalecer. Y así, con los ojos y la mente bien abiertos, decidimos quién está usando la incoherencia para convertirnos den idiotas útiles que les sirvamos como combustible para polarizar.