Por: Rodrigo Pareja

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Como se dice coloquialmente, Germán Vargas Lleras, quien está refundido con el margen de error en todas las encuestas aparecidas en los últimos días, anda loquito por conseguir una alianza con el partido liberal, pero eso sí, a su manera.

 

 

Vale decir, que sea la colectividad roja la que acuda a él y le ruegue, le suplique, le implore, que enarbole sus banderas en la primera vuelta de las elecciones presidenciales el próximo 30 de mayo.

Claro que Germán Vargas Lleras, si tiene tantas ganas de volver al partido del cual apostató en el año 2002 para sumarse a Alvaro Uribe Vélez, dejando colgado de la brocha al entonces candidato oficial, Horacio Serpa Uribe, tiene en sus manos la herramienta precisa para que eso se produzca: que renuncie ya a su lánguida candidatura y adhiera a la de Rafael Pardo, consagrada de la manera más democrática posible mediante una consulta.

Pero no puede creerse que Vargas Lleras sea tan radical como Antanas Mokus en eso de recibir dineros públicos y renuncie, de buenas a primeras, a la contrapartida que a todos los políticos les regala el Estado a cambio de sus votos, aunque estos sean escasos, eso sí, por cuenta de todos los sufridos contribuyentes.

Pero aún en el extremo caso de que eso llegara a suceder, el único camino que tiene Vargas Lleras para regresar al redil que abandonó con más pena que gloria hace ocho años, es plegarse al candidato único del partido liberal.

Y es que no puede ser al contrario, como lo plantea el nieto del ex presidente Lleras Restrepo, apoyándose dizque en una encuesta, cuando la última de éstas, real y concreta, fue la del 14 de marzo, en la cual la colectividad a la que ahora quiere retornar bajo sus condiciones, lo triplicó en votación y en representación congresional.

Si en matemáticas está fallando el dirigente de Cambio Radical, pues aquí y en Cafarnaún 18 senadores son más que seis y la misma proporción se da en la Cámara, puede pedirle asesoría a los dos expertos en la materia que están aclarando el firmamento político colombiano, ensombrecido hasta ahora por la corrupción, los falsos positivos, las “chuzadas” ilegales, la adjudicación de notarías, la entrega de miles de millones a los millonarios, las gabelas a las multinacionales y el vergonzoso transfuguismo.

Nadie entendería una alianza entre el partido liberal y el grupo de Vargas Lleras en las condiciones que éste quiere imponer, salvo que a los colombianos nos dé por representar el teatro del absurdo y retornemos a vivir en el extraño mundo de Subuso.

Con razón el extinto senador Luis Guillermo Vélez Trujillo, definió alguna vez a al dirigente de Cambio Radial, como “un Vargas que se cree un Lleras”.

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