Carlos Naranjo y Róger Vélez, en Sinergia Informativa.

En política como en la vida, la gente suele recurrir a los atajos cognitivos, o sea, a las decisiones más fáciles, que no le impliquen esfuerzos mentales. Por eso, en política electoral, es difícil que la gente se tome el tiempo para leer propuestas, que es lo que debería, realmente, hacer antes de tomar la decisión de escoger a un candidato y votar por él.

Carlos Naranjo Sierra -publicista, sicólogo, especialista en Estudios Políticos y magíster en Economía- dice que, ciertamente, los seres humanos pueden caer políticamente en un círculo vicioso de manipulación o apatía electoral, como consecuencia de conclusiones equivocadas y sistemáticas, resultado de atajos mentales que toman a la hora de elegir entre una opción u otra.

Naranjo explica que esos atajos o caminos simples se denominan “heurísticas”. Dice que esas “heurísticas” “tienen la virtud y el defecto de enfocarnos en un aspecto del problema para ignorar otros aspectos y actuar rápidamente. Usualmente, estos atajos suelen funcionar en decisiones cotidianas, pero es bien sabido que conducen a la desviación sistemática de la lógica, la probabilidad y la elección racional. Los errores resultantes se conocen habitualmente como sesgos cognitivos, y son estudiados por las ciencias de la información y utilizados también por la propaganda electoral y el marketing político”.

Agrega que las “heurísticas” están relacionadas con el pensamiento rápido, mientras que la “racionalidad” está relacionada con el pensamiento lento, lo cual exige mayor esfuerzo y, en consecuencia, es usado con menos frecuencia.

Según Naranjo, las “heurísticas” pueden ser fácilmente manipulables a la hora de la toma de decisiones. Por eso, está convencido de que los estrategas políticos saben de la existencia de estas “heurísticas”, de que los políticos de profesión las entienden y de que los ciudadanos las padecen. Los periodistas también saben de la existencia de estos atajos, puesto que los refuerzan permanentemente con información que no exige reflexión, análisis e interpretación.

Ante la desesperanza manifestada en Sinergia Informativa, en el sentido que no será posible nunca acariciar la idea de que los electores decidan por los mejores candidatos, con base en sus propuestas, y que no lo hagan basados en sus emociones y en la facilidad con que pueden ser manipulados por candidatos mediocres, expertos en las “heurísticas”, Carlos Naranjo manifestó que sí es posible, si los buenos candidatos son, además, buenos empaquetadores de contenidos en mensajes emotivos.

Tenemos pensamiento tipo uno, que es rápido. Pero también tenemos pensamiento tipo dos o lento, que es un tipo de pensamiento reflexivo, que exige un gasto cognitivo mayor, lo que no es lo habitual, pero también lo podemos utilizar. Y hablando de campañas políticas podríamos hablar de un punto intermedio en el que haya un argumento racional que sea envuelto en la emoción, lo que permite que el argumento pueda entrar emocionalmente en la mente de los electores y puedan pensar luego en el elemento racional”, dijo Naranjo en Sinergia Informativa.

En consecuencia, le corresponde al buen candidato de buenas propuestas y a su equipo de campaña ser lo suficientemente creativos para empaquetar el argumento en el que creen y por el cual se siente el mejor candidato, de tal manera que pueda ingresar “emocionalmente” en el corazón y en la mente de sus potenciales electores, usualmente manipulados por candidatos mediocres, pero aparentemente expertos en las “heurísticas”.

También se puede tener la esperanza, aunque suene ingenuo, que la gente algún día entienda que es manipulada y tratada como ignorante, incapaz de pensar, de discernir y de decidir en torno a qué y a quién le conviene más, aunque le toque hacer un gasto cognitivo mayor. Y para llegar a ese momento, también sería bueno contar con un Estado capaz de formar, desde los primeros años de educación, a personas pensantes y reflexivas, humanas y emocionales, pero felices de contar con el patrimonio de la razón, para tomar decisiones lo más acertadas posibles.