Por: Nicolás Albeiro Echeverry Alvarán
El modelo de Modernización del Municipio de Medellín, que ha empezado a convertirse en émulo de muchas municipalidades latinoamericanas, debe beneficiarlos a todos, sin detrimento de nadie.
Por supuesto que respaldo la múltiple intención del alcalde Aníbal Gaviria Correa, contenida en la Modernización del Municipio, de mejorar la atención a los habitantes de la Ciudad, estimular el trabajo decente y transparente de los funcionarios, desarrollar una cultura política para la democracia y fortalecer la participación ciudadana.
Lo que me preocupa del proceso es que se opaque con un manejo inadecuado y carente de socialización y rigor en el cumplimiento de un principio esencial de nuestra Constitución Política, como es el Estado Social de Derecho y la dignificación del ser humano que ello implica. Me refiero, específicamente, a la suerte que correrán los trabajadores oficiales y los obreros del Municipio.
La “reestructuración” del Municipio de Medellín pretendida por el Alcalde, es muy diferente a la que se emprendió en 2002, obligada por la Ley 617 de 2000 o Ley de Ajuste Fiscal, y que se fundamentó en el despido de personal.
Hasta el momento, el Municipio de Medellín funciona con 5.705 funcionarios que hacen parte de 61 unidades administrativas como Secretarías, Institutos Descentralizados, Gerencias y Departamentos, y con ellos se busca invertir de la mejor manera los más de tres billones de pesos presupuestados para 2012 y más de 13 billones en el cuatrienio.
Sin embargo, el presupuesto de hace 10 años no alcanzaba el billón de pesos. El crecimiento presupuestal de la Ciudad y la Administración se suma al crecimiento espontáneo e informal de las funciones: cada día aumenta más la carga impuesta por el Gobierno Nacional, que descentraliza las obligaciones y centraliza el presupuesto. Y cada vez son más los programas, los proyectos y las inversiones, lo que ha llevado a la Alcaldía y al Concejo de Medellín a acordar sobre la necesidad de modernizarse mediante un proceso de revisión de la estructura que permita ponerle orden a la Administración.
Como lo expresó el Alcalde, habrá nuevos horarios de atención a la ciudadanía y flexibilidad en los horarios de los funcionarios; se pondrá en marcha el teletrabajo; se mejorará la movilidad; habrá transformación física de la sede de La Alpujarra para crear espacios para el bienestar y la dignidad de los funcionarios; se modernizará la arquitectura institucional de la Administración con mejor comunicación del Alcalde hacia las dependencias, y entre ellas; habrá mayor control y seguimiento a las decisiones políticas, programas y proyectos; se crearán nuevas Secretarías, se fusionarán algunas Secretarías y Subsecretarias y se eliminarán otras; y como gran novedad en el País, se crearán seis Secretarías – Vice alcaldías que serán las articuladoras de la función estatal.
Habrá una verdadera modernización de la Administración de Medellín, lo que indudablemente será de gran beneficio para la Ciudad. Se ve claramente el valor que el Alcalde le ha dado al ser humano, por lo que no se vislumbra una “masacre laboral” como algunos han anunciado.
Sin embargo, reitero que me preocupan los trabajadores oficiales. Lo ideal para mí seria dejarlos vinculados, que se firmara un pacto en el que se revise con ellos la eficiencia y el compromiso institucional y social. Sé que algunos de ellos no producen ni lástima por su deshonestidad, conchudez e irresponsabilidad; pero también estoy seguro de que la mayoría de ellos son excelentes ciudadanos y trabajadores, responsables y conscientes de la necesidad de un cambio positivo tanto para la ciudadanía como para el Municipio.
El Alcalde ha propuesto un plan de retiro voluntario, el cual estamos a la espera de conocer y, especialmente, saber cuántos están interesados en acogerse a él para no dejarlos solos. Este proceso necesita acompañamiento profesional para apoyar a los trabajadores que decidan acogerse, en emprendimiento, en no dejar que pierdan su calidad de vida, que no se generen más desplazados y frustraciones laborales que han traído nefastas consecuencias. Hay que respetarles todos sus derechos y fueros con sensibilidad y respeto mutuo. Por eso las personas encargadas del Municipio de trabajar en el tema de la Modernización y el plan voluntario de retiro, deben hacerlo concienzudamente con los trabajadores y sus representantes. Deben tener un gran sentido humano y práctico para que el acompañamiento sea profesional y efectivo, desde el principio hasta el final del proceso, para que quienes se sometan al plan de retiro voluntario encuentren en el Municipio un aliado y no un enemigo.
Lo ideal es que se queden y encuentren verdaderos jefes capaces de orientarlos y direccionar todo su potencial laboral en beneficio del interés general que es intrínseco al proceso de modernización del Municipio de Medellín. Ojalá ocurra lo mejor para muchas de estas personas, de las que conozco a muchos y sé que son buenos trabajadores, buenos padres, buenos hijos, buenos hermanos y excelentes ciudadanos.
Apoyo y acompaño desde el Concejo este importante y necesario proceso de Modernización del Municipio, pero confío en que éste no vaya a ir en menoscabo de la estabilidad laboral del personal que lo haga posible, por lo menos de manera injusta. Pero obviamente confío en el verdadero compromiso con el servicio público de calidad por parte de los funcionarios y servidores públicos que formen equipo con el Alcalde.