Por: Luis Pérez Gutiérrez

El candidato Antanas Mockus aseveró que extraditaría al Presidente Uribe. Fue un perverso ensayo verbal para calcular si podría destrozar la imagen de Alvaro Uribe para, sobre esa maldad, construir su campaña política.

Es obligación moral de todos los colombianos manifestar repudio por ese comentario retorcido.

El Presidente Álvaro Uribe es la autoridad más importante de Colombia. No se puede manchar su nombre para que alguien se destaque en una fiesta política o para resolver hipótesis perversas. Cuando alguien asegura que un dirigente debería ser extraditado, es porque lo acompaña la convicción que está ante un delincuente, o ante un tenebroso facineroso que ha violado las normas constitucionales y que le ha hecho mal a la patria. Así, Antanas hipotéticamente, y sin querer queriendo, asimila al Presidente con el peor matón, el peor narcotraficante, el peor guerrillero. Qué horror!

 

Nada más indignante que degradar a delincuente al Presidente Uribe, quien ha sido el único que en 60 años nos devolvió la fe en Colombia.

Es aceptable que un joven de 18 años olvide la violencia brutal que le tocó vivir a toda la nación en años pasados. Pero que sea Antanas quien haya olvidado la tragedia indescriptible de dolor de la que nos ha sacado el Presidente Uribe, eso si no. Pareciera que para Antanas todo se vale. Mockus no puede jugar a politiquería con el dolor y la sangre de los colombianos y menos con el nombre de nuestro Presidente.

Nuestro pasado es escalofriante y nunca jamás podemos volver a esas pesadillas.

Colombia veía aviones estallar en el aire por bombas de narcotraficantes, como en las peores películas de terror.

Un candidato presidencial, Pizarro León Gómez, fue asesinado dentro de un avión en el aire, en pleno vuelo, como en las novelas tenebrosas de ficción.

En el Parque Lleras, el Centro Urbano de diversión social de jóvenes más importante en Medellín, estalló un carro bomba a las 10 de la noche cuando los jóvenes se divertían: Muertos, heridos, sangre, dolor, terror. Qué escena tan escalofriante.

El Centro Comercial El Tesoro, el más grande de Medellín, una noche viernes lleno de gentes de bien, fue sede de un estallido mortal con un carro bomba: De nuevo terror, muertos, heridos, destrozos incalculables.

Otra noche, los asistentes al Club el Nogal fueron victimas de un carro bomba asesino con destrozos incalculables y vidas humanas cercenadas.

En las pescas milagrosas, guerrilleros, delincuentes, paramilitares secuestraban y mataban a su gusto a quienes se desplazaban por las carreteras de Colombia.

Y para no recordar más tragedias, pueblos enteros devastados por las balas sanguinarias de la guerrilla o de paras.

Es democracia diferir del Presidente cualquiera que sea. Pero es inaudito olvidar que Álvaro Uribe ha gastado su vida por Colombia. Le ha sobrado valor. Nos ha devuelto la fe en la patria. Miren una foto del Presidente cuando se posesionó y una de ahora; y observen que entregó su juventud, su inteligencia, su valor y todos sus cabellos negros por la paz de Colombia.

Es una vergüenza nacional, que un candidato presidencial u otra persona, considere que el Presidente Uribe merece el agradecimiento de ser expulsado de su patria por haberla pacificado, y de ñapa, que lo envíen a una cárcel apátrida. Es una vergüenza que un Presidente amado por los colombianos con el 76% de favorabilidad, Mockus lo señale hipotéticamente como extraditable.

No es de la estatura intelectual de Antanas caer en preguntas hipototéticas diabólicas. Mockus tiene la obligación de gritar por toda la nación que nuestro presidente es decente, es valiente, es defensor de la patria y que ha sacrificado la mejor parte de su vida por la paz de Colombia.