Por: Jorge Mejía Martínez
La Comisión Económica Para América Latina y el Caribe, CEPAL, a través de un estudio publicado en su revista del mes de abril, sostiene que la clase media ha crecido de manera sostenida en los últimos 16 años en 10 países latinoamericanos, que representan el 80% de la población regional, hasta abarcar a 128 millones de hogares.
El otro concepto interesante del trabajo es el de considerar que la pertenencia a la clase media no estaría dada necesariamente por su inserción ocupacional, ni siquiera por su ingreso, sino por la condición de consumidor. “La aspiración de las personas es participar en ese nuevo espacio consumidor, y ello es identificado como ser de clase media.” Otro elemento importante en la definición es la expansión del empleo no manual.
Por lo tanto, considera el estudio, se produjo un importante incremento de la capacidad de consumo de los hogares del estrato medio y bajo, pero sin cambios muy significativos en la (muy concentrada) distribución del ingreso. Debido a ello hubo contingentes de trabajadores manuales que alcanzaron ingresos aun superiores a los de los asalariados no manuales, cuyas retribuciones no aumentaron al mismo ritmo o incluso experimentaron un descenso durante el período examinado. Ese cambio favorable en los ingresos del estrato bajo, muy pronunciado en el Brasil, Chile y Panamá, se vio reforzado por la expansión del crédito destinado al consumo y la adquisición de viviendas, y por la significativa disminución de los precios relativos —y en muchos casos absolutos— de los bienes que consumen los estratos medios.
Para Jorge Iván González, director del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID) de la Universidad Nacional de Colombia “no es como en Estados Unidos, donde si no hay trabajo hay un subsidio de desempleo mientras se recupera la capacidad de consumo. En el caso colombiano, si no hay ingresos suficientes es muy fácil dejar de ser clase media…creo que debería ser un propósito de la sociedad aumentar la clase media y la mejor manera de hacerlo pasa por el fortalecimiento de la economía, con una venta más fuerte de bienes básicos, construir más obras de infraestructura, elevar los cupos en la universidad pública y mejorar el uso de los recursos de ahorro financiero”. La idea central es fortalecer la demanda de la clase media y así beneficiar a la sociedad en su conjunto (empleo, salud, capacidades laborales y desarrollo de capital humano, entre otros).
Colombia es de los que menos aporta, permaneció estable. En aquellos países con mayor nivel de desarrollo el estrato medio tiene mayor tamaño. Mientras que en Honduras solo abarca al 25% de los hogares, en la Argentina o Chile incluye a la mitad. En este último país, el 40% de los hogares eran de clase media en 1990 y hoy lo son el 52%. Con otras palabras, en los últimos 16 años en Colombia no logramos que sectores de los pobres dieran el salto a la clase media, como muestra de que vivir en Colombia, esforzarse, si paga. La sociedad permaneció petrificada, sin generar oportunidades para sus miembros. Al contrario, la brecha de la desigualdad se disparó si nos atenemos al indicador de GINI que muestra a Colombia como uno de los países más inequitativos de la región. Movilidad social, pero hacia abajo. ¡De qué otra manera podemos decir que fracasó el modelo nuestro!