Por: Jorge Mejía Martínez

El primer argumento de los voceros estudiantiles del Poli para justificar el paro fue el de la supuesta pérdida de $10.000 millones de pesos destinados a la ampliación de las instalaciones del sector del Poblado. Una acusación tan grave de corrupción tenía que alborotar la tranquilidad conquistada en los últimos años consecuencia de la reconocida gestión del exrector Juan Camilo Ruiz. Luego escuchamos por la radio al actual rector Efrén Barrera con explicaciones detalladas sobre cómo los recursos heredados de la administración departamental de Aníbal Gaviria Correa, que  reposan en una cuenta del IDEA, podrán ejecutarse luego de que los engorrosos trámites de Planeación municipal se finiquiten. Siendo asesor de la Alcaldía de Medellín fui testigo del afán del directivo del Poli por agilizar los trámites a pesar de las respuestas parsimoniosas de la municipalidad. De este argumento, detonante del paro, no se volvió a hablar por parte de sus promotores.

La exigencia de la congelación de las matriculas perdió fuerza porque de hecho las mismas no se habían incrementado desde el pasado año. Ya estaban congeladas. Luego apareció como trofeo la exigencia de la cabeza del rector. Con tan difusos objetivos el movimiento estudiantil no encontró eco en los medios de comunicación, ni en la Asamblea departamental, ni en la gobernación, ni en el Concejo Superior de la Institución. Muchos estudiantes empezaron a retornar silenciosamente a clases.

Conozco a Efrén Barrera. Excelente académico de renombre por fuera de las fronteras nacionales. Con un genio parejo que lo hace ver poco saludable o efusivo, pero capaz de mostrar las manos limpias. El hombre será algo apático, pero no corrupto. No le conozco filiación política, pero fue designado rector con el apoyo del anterior gobernador por su meritoria hoja de vida sin que fuese cercano o conocido por Aníbal Gaviria, y Luis Alfredo Ramos, actual mandatario regional, tampoco quiso aprovechar el desbordado paro estudiantil para hacerse a la cuota burocrática de la rectoría del Poli.

Habla bien de la autonomía del rector su decisión de echarse para atrás luego de que fuera asaltado en su buena fe al propiciar que el Politécnico hiciera sociedad con el IDEA, auspiciada por la Contraloría departamental, para darle vida a la Fundación Buen Gobierno destinada a burlar la ley 80 de contratación pública, para que las adjudicaciones de cuantiosos recursos de la gobernación recaigan en los contratistas más cercanos seleccionados a dedo. Este es un asunto que como dijera el Fiscal general de la Nación a propósito de las chuzadas del DAS, en Antioquia nos hiede muy maluco.            

En lugar de obnubilarse con la cabeza del rector a partir de acusaciones temerarias, los estudiantes del Poli debieran apersonarse de fortalecer la institucionalidad creando un frente común contra la politiquería y el oportunismo que penden como una amenaza, a través de mesas de trabajo con participación de la Asamblea Departamental, el sector productivo, los estudiantes, los docentes, etc.. Buscando un nuevo norte para la institución (alineamiento estratégico) a partir del conflicto, enarbolando intereses comunes, no particulares, por parte de las las 5 organizaciones de base en conjunto con la administración. Robustecer las finanzas del POLI, desde un real compromiso de los gobiernos departamental y municipal -más del 60% de los estudiantes del POLI son de Medellín- por salvaguardar el futuro de la educación superior pública.

Hay que pensar seriamente en la idea de tener una sola institución universitaria departamental, juntando el Poli y el Tecnológico de Antioquia, lo cual permite juntar recursos, fortalecer la investigación tecnológica, reducir la burocracia y proyectarse a las diferentes subregiones del departamento de una manera integral. Evaluar la pertinencia de los programas académicos existentes, ajustándose a las realidades del mercado del siglo XXI, con programas líderes e innovadores en ciencia y tecnología. Seguir buscando nuevas alianzas nacionales e internacionales, que permitan ofrecer programas de pregrado y posgrado con doble titulación.

Hay temas mucho más importantes al frente como para sacrificar un semestre por obstinarse en exigencias endebles soportadas en endebles apreciaciones. El desgaste es peor.