La destitución del director del Instituto Nacional de Concesiones –INCO-, Álvaro José Soto, y cuatro funcionarios más de la entidad y del Ministerio de Transporte, por presuntos hechos de corrupción, fue lo menos que pudo haber hecho el Gobierno Nacional, dice el representante a la Cámara, Óscar Hurtado Pérez. Lo hace porque está convencido de que los casos de corrupción al interior del Gobierno, son muchos más, y están ahí a la sombra, desangrando lentamente el erario.El Representante antioqueño está persuadido de que el Gobierno Nacional no ha hecho nada para combatir la corrupción en Colombia: “¿Qué está haciendo el Zar Anticorrupción?”, se pregunta. “Lo del INCO y del Ministerio de Transportes, es apenas la punta del iceberg de la corrupción, un problema gravísimo que tiene el país, y que como sociedad, no hemos tenido la valentía y la decisión de enfrentar”, precisa Hurtado Pérez.
Lo más grave, según el Representante Liberal, es que el presidente Álvaro Uribe no ha sido coherente con su promesa de acabar con la politiquería y la corrupción. Por eso afirma que “el escueto comunicado de Presidencia en el que se atribuye el valor de combatir la corrupción por su propia iniciativa, separando de sus cargos a los funcionarios presuntamente corruptos, no es suficiente ni creíble. No lo es –dice- porque el mensaje que se le ha enviado al país es otro, con su abierto y descarado manejo clientelista en el Congreso, para convencerlo de que lo acompañe en sus intereses particulares como la Reforma Política y el Referendo”.
Por eso fue que en días pasados, Óscar Hurtado propuso una movilización de los colombianos, que sensibilice todas las estructuras sociales y políticas del país, ante la incapacidad del Congreso y el gobierno de turno de romper el círculo vicioso de la politiquería y la corrupción. Ahora insiste en la misma propuesta, pero incluyendo al Gobierno Nacional entre los objetivos de la protesta, “porque es él el incitador de los actos de corrupción”, precisa.
Hurtado dice que la verdadera transformación de las costumbres políticas se logra con un remezón producido por la inconformidad de los colombianos, que obligue a su representación política a ser coherente con el principio de bienestar colectivo, y trascender los intereses particulares del Gobierno y de los partidos que lo respaldan.
El incidente del INCO y el Ministerio de Transportes -insiste Óscar Hurtado- debe generar la urgencia del cambio hacia una política limpia, transparente, sin corrupción, sin cuestionamientos, con ética y valores.
