German Enrique Reyes Forero

“Resulta paradójico que un gobierno como el actual (…) legitime la creación de la OPIC (…), agremiación de indígenas protestantes, dirigida por voceros religiosos indígenas y de autodefensas campesinas desmovilizadas (…), tal como quedó demostrado en la reunión realizada en Popayán el pasado sábado 21 de marzo de 2009”.  Consejería Mayor del CIRC, 24 de marzo de 2009.

 

“Entonces yo llego a la campaña de Samuel porque ellos invitaron a todo el mundo a que los apoyara.  Entonces ahora que no vengan a decir que nosotros [Uribistas con Samuel] llegamos a decir que yo me les infiltré, eso se lo dejo a Dios [¿y por qué no a los manipuladores de la Casa de Nari?], que es el único que sabe que yo llegué de buena fe”.  Fidencio Mena, Periódico El Espectador, 28 de marzo de 2009.

Dos extraños y perversos movimientos de la politiquería y el manzanillismo, que cumplen además los postulados de la guerra sucia de penetrar al contradictor.  A la fuerza arrolladora de la campaña de Samuel Moreno apoyada por el POLO a la Alcaldía de Bogotá del mes de octubre de 2007, había que mancharla de alguna manera;  el negro Fidencio Mena comandó la orquestada maniobra con “Uribistas con Samuel”.  Al avance y consolidación del Consejo Indígena Regional del Cauca -CRIC- había que anteponerle la Organización de los Pueblos Indígenas del Cauca -OPIC-, de la secta político-religiosa protestante, no comandada, pero sí apoyada por el ministro del Interior Fabio Valencia Cossio.  Casual repetición de los años 70 cuando a la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos –ANUC-, después de su exitoso congreso de Sincelejo y de la siguiente valerosa movilización y toma de tierras a lo largo de todo el país, el Gobierno tuvo que impulsar a la ANUC Línea Armenia que, bajo su égida, acabara con la lucha campesina que altivamente reclamaba una reforma agraria.  Precisamente, por aquella misma época nació el CRIC.

En las vueltas de El Negro Mena[i] quedó demostrado que jamás se ha separado, desde hace 24 años, del Presidente Uribe, Mario Uribe y de José Obdulio Gaviria: Soy un uribista convencido, como para disipar cualquier duda.  Con Uribe como Presidente, no ha necesitado puestos, pero sí su amistad y facilidad para ingresar a la Casa de Nari, ya que le son más rentables las ventas, negocitos de propiedad raíz y legalizaciones.  Estuvo al lado de la firma DMG y contactó a funcionarios de Gobierno y hasta, extrañamente, quiso ingresar a la campaña de Samuel: Es en estos momentos en los que David Murcia me expresa que tiene interés en hablar con el candidato Samuel Moreno.  Ahí fue donde visitamos a la mamá de Moreno porque él nunca llegó.  La señora dijo que todo lo tenía copado y que no necesitaba ninguna ayuda.  No picaron el anzuelo, ni menos, comieron por fortuna la carnada.  Lo supo la casa de Nari o, por lo menos José Obdulio, y lo mantuvieron guardado hasta ahora que lo pusieron a circular en los grandes medios.  Falló la guerra sucia o el manzanillismo.

Crearon y parieron a OPIC, Rogelio Yonda, presidente de la organización, dice que la idea de separarse surgió después de reflexionar sobre algunos métodos que son utilizados por sus compañeros en la búsqueda de reconocimiento y por eso decidieron integrar una nueva alternativa que les permita dirimir los problemas que aquejan a los indígenas del Cauca.  La ceremonia estuvo presidida por el ministro de Interior Fabio Valencia Cossio y el gobernador del Cauca Guillermo Alberto González[ii], dizque para mantener así interlocución con el Gobierno, agregaron.  Estos indígenas pasarán a ser grandes exportadores de sus productos, es el señuelo, en lugar de seguir con tomas de vías e invasiones; la protesta social, ahogada a punto de plomo y de paramilitarismo, ahora quiere ser ahogada con el juego de la división y el manzanillismo, lo que bien ha sabido hacer el ministro Valencia Cossio, ahora frenético puntal del partido de La U en el proceso reeleccionista.

“Uribistas con Samuel” y la OPIC, dos engendros de organizaciones modelo de cómo penetrar al contrario, ni siquiera para dividirlo, sino para, en su nombre, hacer obscuros mandados.