Albert Corredor y Róger Vélez, en Sinergia Informativa.

Albert Corredor, aspirante a la Alcaldía de Medellín por el movimiento “Medellín nos une”, inició su proceso de recolección de firmas con la intención de oficializar su candidatura ante la Registraría Nacional del Estado Civil, pero con el propósito paralelo de escuchar a la gente y construir con este insumo su programa de gobierno.

En ese proceso de recorrer los barrios de Medellín, Albert Corredor ha detectado que la gente está cansada de la polarización política.

“La gente en los barrios está mamada de que nosotros estemos peleando. La gente en los barios está pidiendo a gritos propuestas, que nosotros les propongamos soluciones a los múltiples problemas que tienen. La gente está cansada de la política tradicional, de los partidos políticos y de las ideologías de derecha, de izquierda y de centro”, dijo en Sinergia Informativa.

Corredor manifiesta que es pragmático y, por tanto, ha decidido no atascarse en el fango de los odios y las infamias propias de la polarización que, según él, es la estrategia de los que llama “huérfanos del poder” que quieren recuperarlo a toda costa. Ese pragmatismo suyo lo ha ubicado en el centro del péndulo de las ideologías y las tendencias políticas, recisamente, como resultado de su experiencia empresarial, que lo hace ver de derecha, y de su pensamiento liberal y a veces progresista, que lleva a algunos a que lo ubiquen en la izquierda.

“En todo caso, para los ´fachos´ soy un ´mamerto´ y para los ´mamertos´ soy un ´facho´. Lo más importante es que me he topado con que la gente me considera de centro, no por ideología sino por mi pragmatismo, que es el que me ha permitido entender las necesidades y enfocarme en su satisfacción”, asegura.

Dice que ha estado recorriendo las calles pidiéndoles a los medellinenses que le permitan cuatro años en la Alcaldía para solucionarles los problemas, volver a poner la casa en orden y llegar a grandes acuerdos para acabar de una vez por todas con la peleadera propia de la polarización.

“Quiero continuar con las cosas buenas que se han hecho en la administración de Daniel Quintero y voy a corregir las que se está haciendo mal. Pero además de reconocer que soy amigo de Daniel, estoy convencido de la importancia de que él haya logrado un ruptura del poder porque, gracias a esa ruptura, es que pelados como yo podemos estar aspirando a ser alcalde”, manifiesta.

Su reto es conseguir el respaldo ciudadano a través de las firmas. Pero cree que es necesario pensar en posteriores alianzas porque sabe que nadie va a llegar solo a la Alcaldía, a sabiendas de que va a ser una dura puja por el poder, entre los que lo tenían y quieren recuperarlo para sus propios privilegios, y quienes sueñan, como él, en devolvérselo a la gente.

Insiste en que si la Ciudad le permite trabajar, va a poner la casa en orden para que Medellín sea la ciudad pujante desde lo empresarial, con la reconstrucción del tejido social y con una administración volcada a los territorios para resolverles los problemas a la gente y convertir a Medellín en la “capital latinoamericana de las oportunidades.