Starbucks se suma a las grandes compañías con influencia mundial que han mostrado su preocupación con el uso nocivo de las redes sociales. Es una preocupación que toca nuevamente a las puertas de la consciencia periodística, que en vez de dejarse arrastrar, debe aprovechar lo que algunos consideran momento crítico de las redes sociales para mostrarle al mundo la importancia del periodismo responsable.

“Sólo el periodismo salvará el periodismo” es la frase que vuelve a tomar sentido alrededor de la reflexión sobre el artículo del colega Iván Guzmán, titulado “La postverdad asfixia la democracia” en el que afirma que “la postverdad o mentira emotiva, pariente cercana del populismo, es una trampa para las democracias en el mundo y un pantano oscuro, sórdido, para nuestro amado periodismo”.

“Sólo el periodismo salvará el periodismo” hace parte de una rememoración del periodista Rodrigo Pardo sobre un certamen académico en Londres, donde se analizaron las redes sociales y la postverdad. Dicha frase apareció en una gran pancarta, refiriéndose a la necesidad de un periodismo capaz de recuperar su esencia: confianza, credibilidad y respeto por su seriedad, responsabilidad y compromiso con la verdad y con su dimensión ética.  

Según la inferencia alrededor de la frase, sólo periodistas comprometidos con tal esencia, podrán recuperar la atención y la credibilidad de millones de usuarios que hoy tienen las redes sociales. Y no se trata de que estas desaparezcan: eso no es posible.

Las redes sociales son la materialización de la democratización de la información, lo que era necesario ante el imperio de unos cuantos medios de comunicación “todo poderosos” que se acostumbraron a servir a unos pocos intereses políticos y económicos, que nada tienen que ver con el Interés General, principio básico del periodismo.  

La frase recurrida por Pardo es la respuesta a la inquietud que vienen generando las redes sociales, que pasaron de la democratización soñada y necesaria, al extremo del daño, del insulto, de la infamia, de la injuria, de la calumnia, de la falacia y del odio. “Mentira emotiva”, tan eficaz en el populismo –como dijera Iván Guzmán-, que ha sido usada de manera “perversa y hasta criminal” para distorsionar la realidad “con mentiras repetidas hasta la saciedad por los palafreneros de turno”.

Pero así como no se espera su desaparición, especialmente por lo importantes en la democratización de la información, ha habido muchísimas voces esperanzadas en su moderación, en la disminución de los excesos dañosos, que es una decisión de la propia responsabilidad del individuo, diferente a la censura externa que tanto repelemos los periodistas.

Pero ante la desesperanza frente a ese aparente poco compromiso personal de los “abusadores” de las redes sociales, bienvenida es la noticia aparecida en La República sobre grandes empresas del orbe como Coca-Cola, Unilever y Starbucks que decidieron suspender su publicidad en redes sociales.

Según La República, Starbucks es la última compañía en decir que contendrá la publicidad en “todas las plataformas de redes sociales” y promete tener discusiones internas y con socios de medios y organizaciones de derechos civiles para detener la propagación del discurso de odio. La Compañía manifestó la importancia de que tanto los líderes empresariales como los responsables políticos se unan para lograr un cambio real.

“Coca-Cola también dijo el viernes que pausaría la publicidad en todas las plataformas de redes sociales a nivel mundial, mientras que Unilever detendrá la publicidad en Facebook, Instagram y Twitter en los Estados Unidos hasta el 31 de diciembre. El sábado, el gigante de los espíritus Diageo dijo que pausará la publicidad paga en todo el mundo en las ´principales plataformas de redes sociales´ a partir de julio“, es la información que publicó La República este domingo, 28 de junio de 2020.

El medio colombiano informó que Starbucks precisó que no se trata de unirse a una campaña de boicot que comenzó a principios de junio, al que, entre otros, anunciaron su intención de unirse Levi’s, Patagonia, REI, Lending Club y The North Face.

“Las organizaciones dijeron que le están pidiendo a Facebook que controle más estrictamente el discurso de odio y la desinformación al tomar una serie de acciones, incluida la creación de un ´canal de moderación separado´ para los usuarios que dicen que han sido atacados por su raza o religión, o para permitir a los anunciantes ver con qué frecuencia aparecen sus anuncios cerca del contenido que luego se eliminó por información errónea u odio”, informó La República.

Estas grandes e influyentes compañías llegan a legitimar la preocupación que viene generando el uso nocivo de las redes sociales. Sin embargo, dejan en claro que es una pausa, que no pretenden su desaparición, que se necesita su morigeración. La disminución de excesos dañinos depende de la propia responsabilidad del usuario, de la decisión de control del discurso perjudicial por parte de las empresas dueñas de las redes sociales y del triunfo de la credibilidad del periodismo, que será capaz de salvar el periodismo.