Luis Bernardo Vélez Montoya

Hagamos el ensayo y preguntémosle a la persona que primero veamos si sabe qué es el BID o que es lo que ocurrirá en Medellín en los próximos días. En mi caso cada vez que lo hice surgieron respuestas que lindaron con lo jocoso, al asociarlo con las pastillas que aclaran la garganta o la histórica pomada que ayuda a respirar mejor. Y frente a la visita, varios sabían que seremos anfitriones, que la ciudad está divina y que serán muchos los que vienen. Otros, por su parte, se desbordaron en análisis, posturas económicas y políticas que hablaban de neoliberalismo, crisis financiera y propuestas alternas. Finalmente, escucharlos me hizo pensar en la razón por la que muchos llegan a confundirse o pasar de largo cuando se habla de este tema.

 

Por lo anterior, considero oportuno empezar con decir que el BID es el Banco Interamericano de Desarrollo, un organismo de financiamiento de América Latina y el Caribe. Y lo que ocurrirá en la ciudad es que cerca de 5.000 visitantes vendrán a la realización de la 50º Asamblea Anual de Gobernadores del BID; donde se discutirán y se tomarán decisiones que afectan a cada uno de los ciudadanos y ciudadanas de la región. Pero más allá del organismo o del evento, es importante que tengamos los elementos de análisis e intentemos, desde todos los estamentos, que el conjunto de la ciudadanía comprenda la magnitud de estas acciones, que son económicas, políticas y sociales. 

 

Es agradable ver como Medellín se potencializa como una ciudad de eventos internacionales, que la administración municipal y las personas se esmeren por mostrar esa cara linda que tiene. Pero esto no se puede quedar en asuntos estéticos y cívicos. Realmente, el llamado es a tener posturas críticas cuando de desarrollo nos hablan. Que sepamos que en esta Asamblea del BID se hablará de empleo, se hablara del compromiso con la reducción de la pobreza, del cuidado del medio ambiente, de los tratados comerciales que afectan el sector de la salud, del agro, de los textiles, la construcción; que también se habla de programas sociales como también de programas que financian guerras. Entonces vamos comprendiendo a lo que se le está llamando desarrollo y lo que podemos hacer o reflexionar al respecto. 

 

Como ciudadanos y ciudadanas, tenemos un deber frente este acontecimiento y es estar informados; conocer el contexto en que las cosas se dan y se presentan y de esta forma entender que lo que pasa no es un hecho aislado, que no nos toca, ¡porque si lo hace! y cada vez en mayor proporción. No entraré a discutir si de forma oportuna, positiva o fatal, porque para eso es que pido que cada una y uno participe de los espacios que la ciudad está proponiendo.

 

Sí, todos somos anfitriones. Y si estamos en una sociedad democrática demos espacio, no sólo a este gran evento, sino a la oportunidad de conocer por qué varias organizaciones cuestionan lo que representa este evento, en lo que se ha denominado la “Asamblea de los Pueblos”, una agenda alterna a la del BID y así podamos contrastar con lo que nos presentan los medios, escuchando a los que saben y después de esto sacar conclusiones para que no sigan actuando como si no existiéramos o no entendiéramos. Si bien son temas que pueden ser muy técnicos, busquemos la forma de entenderlos para que dimensionemos en nuestro caso, lo que pasa y lo que pasará.