Roger Vélez y Santiago Restrepo, en Sinergia Informativa

Según cálculos del diario La República realizados alrededor del costo de tres de siete peticiones hechas por el Comité Nacional del Paro para poner fin a las manifestaciones iniciadas el 28 de abril (Publicación de Forbes del 7 de mayo), éste sería de 81 billones de pesos. Sólo el costo de la Renta Básica para 6.2 millones de hogares colombianos, tasada en un aporte mensual de 908.526 pesos, sería de 73.93 billones de pesos anuales.

El company Builder, Santiago Restrepo, llamó la atención sobre la inmensa responsabilidad fiscal que recae no solamente sobre el Gobierno nacional sino sobre los empresarios, las familias y los negociadores, en el contexto de crisis social que sufre actualmente el País por cuenta de las reivindicaciones que protagonizan diferentes sectores sociales.

Santiago Restrepo, Company Builder

“Estamos entrando en un ciclo económico de corrección monetaria. La economía es cíclica, y el más reciente ciclo que marcó la gran depresión se produjo entre 1929 y 1945, precisamente hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Los economistas dicen que estamos entrando en un nuevo ciclo de corrección económica que obliga a ser muy conservadores, a organizar la casa y a estar muy preparados para enfrentar una situación como la que vamos a vivir, no solamente este mes o este año o este resto de período presidencial: nos va a tomar entre 10 y 15 años”, explicó Restrepo en Sinergia Informativa.

El llamado de atención que hace el Emprendedor Serial consultado, invita a la responsabilidad tanto en las demandas como en las promesas, pues para hacer efectivo el goce de las garantías constitucionales que ofrece el Estado Social de Derecho colombiano, es necesario salvaguardar la capacidad económica del Estado, tanto para las actuales como para las futuras generaciones. Los principios, valores y derechos fundamentales, económicos, sociales y culturales que en esencia están contenidos en las reivindicaciones enarboladas por las protestas que ya cumplieron un mes, sólo serán garantizados por un Estado sostenible.

“Tres factores que jugarán un papel muy importante en este nuevo ciclo, deben ser tenidos en cuenta: Uno, la crisis de la institucionalidad, porque es la democracia la que está en juego, es probable que en estos 10 años encontremos una nuevas formas de organizarnos política y socialmente. Dos, la crisis de la deuda, porque para enfrentar situaciones como la que actualmente se está viviendo, los gobiernos tienden a endeudarse, pero deben entender, tanto  como las empresas y como las familias, que llegará el momento que ni el gobierno ni las empresas ni las familias tengan cómo pagar las deudas obtenidas. Y tres, las crisis sociales como la de Chile y, ahora, la de Colombia”, precisó Santiago Restrepo.

Por eso, insiste en la responsabilidad de limitar el crecimiento excesivo de la deuda pública y ello no compromete sólo al Estado, sino a los individuos, que tienen derecho a demandar del Estado, pero de manera razonable y bajo la claridad de la disponibilidad de recursos.

Este criterio de responsabilidad debe llevar a entender que no basta con sólo exigir, como si el Gobierno estuviera sentado en una mina de oro inacabable. De hecho, el respaldo en oro de Colombia es mínimo, ya que de su reserva de nueve (9) toneladas, ya vendió las dos terceras partes, con el agravante –según Santiago Restrepo- que de las 55 o 60 toneladas que produce al año, casi la totalidad sale del País.

“Colombia ha entregado su oro desde el descubrimiento. Por eso no cuenta con las reservas suficientes para solventar sus emergencias. Muy distinto al respaldo de Estados Unidos que cuenta con una reserva de 8.800 toneladas de oro”, explica.

Santiago Restrepo concluye que Estados Unidos y la Unión Europea empezaron una expansión cualitativa imprimiendo dinero. Pero Colombia no lo puede hacer porque devaluaría su peso aún más, ya que depende del dólar y de los negocios que haga con Estados Unidos. Si lo hiciera como respuesta desesperada a la demanda social, terminaría igual que Venezuela, llevando su moneda a perder todo su valor, como consecuencia de una política económica irresponsable.