Rodrigo Pareja

Siempre hemos sostenido que los estamentos más desprestigiados del país – y con toda razón—son el congreso de la república y, obviamente, quienes lo integran: los políticos.

Una perla más que se suma a esas actitudes vergonzosas de los políticos o politiqueros, la acaba de ofrecer el representante Roy Barreras, de quien algunos dicen que como constitucionalista es muy buen médico.

 

En un arrebato de lealtad y agradecimiento, movido tal vez por esa inteligencia superior que se está poniendo de moda en Colombia, propuso que la jefatura de Cambio Radical la asuma en reemplazo de su jefe natural, Germán Vargas Lleras, el ex ministro del medio ambiente, Juan Lozano.

 

De entrada, en esta gran muestra de cómo él entiende y practica la fidelidad y la nobleza, el representante Barreras olvidó que Cambio Radial y Vargas Lleras fueron, precisamente, los que le permitieron llegar al Congreso, arropado por el prestigio del presidente Uribe, y darle una visibilidad que de lo contrario jamás habría alcanzado.

 

Entregado ahora en cuerpo y alma al primer mandatario y a su pretendida nueva reelección, alentado por otras disidentes de Cambio Radical, Nancy Patricia Gutiérrez y Elsa Gladys Cifuentes, Roy Barreras quiere erigirse en máximo guía, y sin ningún rubor pretende señalar como es que debe actuar esa bancada.

 

Aduce este nuevo paradigma del pensamiento político colombiano, que no es recomendable ser portaestandarte de una precandidatura presidencial y a la vez ejercer como director de Cambio Radical, olvidando graciosamente la condición de su mecenas político actual, el presidente Uribe.

 

Si según Barreras es perjudicial esa doble condición de pre candidato y director de un partido, qué tal la de ser candidato a reelección y presidente de la república, con la enorme concentración de poderes que ahora tiene en sus manos el primer mandatario de los colombianos. Esto, sin embargo, parece no importarle al médico y constitucionalista Roy Barreras, y si acaso le importa, lo soslaya hábilmente.

 

Ahora bien, si la descabellada idea de Roy Barreras – más bien puñalada trapera que pretende darle a su antiguo jefe – llega a imponerse, estaríamos presenciando la más lánguida desaparición de alguien que se cree predestinado a la presidencia de la república, y que no habría pasado de ser un jefecillo más, de los tantos que asoman y desaparecen sin pena ni gloria en el mediocre panorama político colombiano.

 

No hay que olvidar que Cambio Radical es una agrupación que tiene en el congreso una importante representación, entre senadores y miembros de la cámara baja, por lo que parece bastante improbable que el disidente Roy Barreras pueda salir avante en su devastador propósito.