El comunicado dice: 250 millones de pesos pidió a Cambio Radical una fracción del Partido liderada por el ex senador, Rubén Darío Quintero Villada, por mantener su vinculación con la colectividad, denunció el senador y vocero de Cambio Radical, Jorge Enrique Vélez García. El Senador antioqueño también reveló que Rodrigo Hernández, candidato a la Cámara de Representantes, estuvo convocando a dirigentes y militantes de Cambio Radical en Antioquia, supuestamente en nombre de sus directivas, a participar en una Asamblea General en la que se tomaría la decisión mediante el voto mayoritario, para pasar de Cambio Radical al Partido de la U. “Lo cual no es cierto porque el susodicho señor Hernández no tiene la representación”, precisó Jorge Enrique Vélez, quien llamó la atención sobre lo inaudito de que “quieran acabar con Cambio Radical en Antioquia, a punta de chantajes y mentiras”.
La denuncia pública del Senador queda corta si reduce la acción destructora contra su partido simplemente a que con armas sucias “quieran acabar con Cambio Radical en Antioquia”, tal vez por temor a tocar los callos del Palacio de Nariño desde donde se orquesta todo lo que tienda a favorecer a la U. Lo cierto es que la andanada contra la colectividad de Vargas Lleras fue en todo el territorio nacional. En lo demás le creo al congresista. Al ex senador Ruben Darío Quintero el afán de plata lo tiene en las lamentables dificultades conocidas: el ex comandante de las AUC, El Alemán, acaba de reiterar que la negociación que permitió el carrusel en la Cámara de los cuatro dirigentes de Uraba cercanos, supuestamente, a los paramilitares fue a cambio de $200 millones.
Los lectores de EL MUNDO recuerdan que el ex senador Ruben Dario resultó un mal perdedor luego de su fallida aspiración a la gobernación de Antioquia 2004-2007. A mis manos de Secretario de Gobierno departamental, llegó una comunicación con la firma del ex candidato dirigida a un concejal de Medellín con la solicitud de una colaboración económica para financiar los costos de la demanda interpuesta contra el gobernador Aníbal Gaviria Correa, dado que, según decía el escrito, muy pronto el triunfo negado en las urnas se daría en los estrados judiciales. Seguramente fueron muchas las cartas de ese tipo.
A gran parte de nuestros políticos los mata la desfachatez. El intercambio de camisetas propiciado por el transfuguismo es una grosería. La reforma política que abrió ese boquete durante dos meses fue aprobada a pupitrazo limpio por la bancada uribista con la pretensión de acabar con el partido liberal. Pero el principal damnificado resultó ser uno de los impulsores de la reforma: Cambio Radical, víctima de la antropofagia de la U. Durante 60 días, el congreso de la república, echó al tiesto de la basura el principio político consagrado en la normatividad vigente a la luz de la constitución del 91, en el sentido de que la evolución de la democracia representativa a la participativa implicó el control de los electores sobre los elegidos. El voto programático, la revocatoria de mandato, el tarjetón electoral y las listas de partidos abiertas o cerradas, son figuras democráticas que buscan no reducir a los ciudadanos a simples votantes cada cuatro años. En las urnas primero se vota por el partido o movimiento político y luego por el candidato. A muchos congresistas de hoy, como a muchos de ayer, les importa un comino la voluntad de los electores.