58 precandidatos a la Presidencia de Colombia representan los yerros que la democracia ha venido mostrando. Según el consultor político, Miguel Jaramillo Luján, esa proliferación de aspiraciones se debe a graves fallas en la democracia interna de los partidos políticos, a la desconexión de los ciudadanos con dichos partidos y al desgaste de la figura institucional de la Presidencia y de los mandatos en los últimos tiempos.
“En el concierto regional, está pasando lo mismo: las elecciones a la Presidencia de Ecuador contó con 14 candidatos y las de Perú tuvo 16. En ambas contiendas ganaron los menos esperados. Cualquiera puede inscribirse por un movimiento de firmas y queda habilitado para participar, aunque en el camino tenga que recurrir al apoyo de los partidos políticos para tener real opción de poder”, explicó Jaramillo Luján en Sinergia Informativa.
El Consultor Político agrega que no obstante la cantidad de aspirantes, actualmente el único sentimiento que prevalece es el del “petrismo” o “antipetrismo”, ninguna otra opción genera emociones desbordadas. Ni siquiera el “uribismo” o “antiuribismo” son emociones que representen posibilidad directa de poder y, más bien, tiene relación con el “voto castigo” frente al régimen político que lo representa y está en el gobierno.
Miguel Jaramillo agrega que, incluso, “el que diga Uribe” no fue determinante en 2014 y tampoco en 2018, pues fue necesario que recurriera a otros partidos y movimientos. Aunque, precisa, que la segunda vuelta de las elecciones de 2018 fue resultado no de los votos a favor de Gustavo Petro, quien suele reivindicárselos, sino en contra de Álvaro Uribe.
“Hoy la situación es peor debido a las investigaciones de que es objeto Álvaro Uribe y el haber tenido casa por cárcel. Estos son temas que lo desgastan. Sumado al manejo que el presidente Duque le ha dado a temas de gran impacto nacional como los paros y la reforma tributaria. Todo eso se suma al deterioro de la reputación del uribismo, con el agravante que la juventud que hoy puede votar, desconoce la figura del Uribe que tuvo renombre en los primeros tres lustros del nuevo siglo”, explica.
La realidad es que en las elecciones regionales y locales nunca ha sido “el que diga Urbe” y en las presidenciales el éxito electoral ha dependido del acompañamiento de partidos como el MIRA, Colombia Justa Libre, Conservador, de la U, Cambio Radical y Liberal, que siempre han querido “uribizar” su aspiración.
Miguel Jaramillo Luján -quien recibirá el Premio Internacional Napolitano como Consultor Político en Washington en noviembre- dice que de los 58 candidatos hay 16 con posibilidad de llegar y que hacen parte de las diferentes fuerzas electorales de izquierda, centro y derecha, que hoy cuentan con un 33% de posibilidades cada uno, siempre y cuando participen con partidos y movimientos aliados.
Sin embargo, asegura que los autoritarismos que representan la derecha y la izquierda hoy no generan la mayor atracción porque la tendencia es hacia el centro. Pero en la medida que se acerque el certamen electoral, los autoritarismos se exacerbarán, igual que las emociones, que llevarán a la gente a tomar posiciones y a votar. Los partidos y movimientos de centro llevan al abstencionismo porque la gente tiende a desentenderse de los problemas.
“Aunque se quiera la participación racional, son las emociones las que llevan a decidir”, explica.
Jaramillo Luján plantea que la gente se conectará en febrero y marzo para las elecciones al Congreso y quedará enganchada para las presidenciales de mayo, primera vuelta, y de junio, segunda vuelta.