Colombia se ha convertido en un país donde todos señalan al otro, con discursos cargados de odio. La libertad de opinión se convirtió en el “derecho” a disparar palabras letales contra la dignidad de los otros y contra el derecho al buen nombre, a la honra y a la tranquilidad emocional y judicial de los otros.
Estimados padres y cuidadores, en mi columna de hoy quiero invitarlos a una reflexión profunda sobre un tema que, en mi trayectoria de décadas acompañando familias y observando la salud y el desarrollo de niños y jóvenes, se ha convertido en una preocupación central: el uso, o a menudo el abuso, de las pantallas tecnológicas ( Tabletas, televisores, videojuegos, celulares). Hablo desde la convicción que solo da la experiencia directa, esa que se forja no sólo en el estudio, sino en el contacto diario con las realidades de nuestros hogares